12.12.09

Ayer

(Día 337)
La Paz.- La primera vez que pisé suelo boliviano, húmedo de la suave lluvia que caía, Lorena me tocó tímidamente la espalda para ver si realmente yo era yo, y, efectivamente, lo era.
Y ella misma, la misma que conocí hace 337 días, se despide con un beso en la mejilla derecha a las tantas de la noche en una sala de un karaoke, sabiendo que lo que vivimos juntos no nos lo quita nadie, y que por delante todavía quedan unas horas juntos. Antes de que todo lo que he(mos) vivido durante este año se convierta en ayer, pero base de un futuro mucho mejor. Y no sólo nosotros dos, ya que a nuestro alrededor siempre han estado las personas justas y necesarias para hacer que cada día fuera una aventura diferente, y que ese ayer no se vaya a olvidar.
A pesar de que, tras su salida del karaoke, me dedique a hacer el patético, micrófono en mano, con toda la discografía de The Beatles, intercalando algo de Camilo Sesto y Mecano.

Yesterday - The Beatles

11.12.09

Chau

(Día 336)
La Paz.- Quede de antemano que escribir a partir de este momento me es muy difícil. Por eso lo he ido alargando hasta el infinito, dejando que este momento de sentarse frente a la pantalla iluminada de blanco que clama para que la rellenen de píxeles negros en forma de letras aprendidas para decir algo que, hasta el momento, nunca se tuvo que decir de una forma tan radical.
Pero, al menos, quedan todavía días por delante, para acabar de vaciar todo lo que llevo dentro ante la más que cercana salida de
La Paz.
Así que intento disfrutar de los últimos momentos, y tras una cena con los corresponsales extranjeros en
Bolivia, viejos que casi nunca salen de su casa para cubrir cualquiera de los actos a los que yo me pelearía por asistir, supongo que porque la comodidad de su sofá es mucho mayor que el poder de descubrir una cosa al salir de casa, base del periodismo sea dicho de paso, y a los que no conozco por ese mismo motivo, me adentro a un bar kitsch de reciente apertura con gente que va entrando y saliendo, saludando y despidiendo.
Y sólo es el principio.

Goodbye - The Sunday Drivers

8.12.09

Cena

(Día 333)
La Paz.- Bajo a la Zona Sur en radiotaxi, a falta de minibús, escuchando en repeat Como un burro amarrado a la puerta del baile. Empiezan hoy las despedidas ante la inminente repatriación. La primera, cena en un restaurante alemán, donde evidentemente como salchicha; 180 gramos de grasa animal en mi estómago reducido.
Javi es un tipo extraño. Realmente, es el jefe de la oficina: quince años haciendo lo mismo en el mismo sitio le dan una categoría que se ha ganado a pulso. Pero igualmente tiene un punto de obsesivo que le convierte, en un primer momento, en gracioso, y después en un poco irritante. Eso no quita que sea una gran persona; con su estrés cardíaco, pero gran persona y profesional. Sé que he aprendido de él, aunque muchas veces (más de las que él piensa) no estaba nada de acuerdo en sus decisiones. Pero no tenía nada que decir ante una jerarquía bien marcada que me dejaba en el último escalón de la pirámide.
Y subo a casa en truffi, creo que el primero que tomo desde que llegué, algo que me sorprende cuando me doy cuenta. Pero sigo con El Último de la Fila, cantando por lo bajini mientras estoy en el coche y a grito pelado cuando salgo a la calle.
No sé quién me dijo que me estoy "barcelonizando" en estos últimos días. Qué le voy a hacer, si sóc de Barcelona i em moro de calor.

Como un burro amarrado a la puerta del baile - El Último de la Fila

7.12.09

Aerosur

(Día 332)
Cochabamba.- Aerosur, la aerolínea de los bolivianos. Siempre me habían dicho que los retrasos son una tradicional compañera de cualquier vuelo de la compañía, pero sinceramente nunca me había pasado nada.
Hasta que hoy, tras levantarme a las 6.15 para salir del hotel a las 7.00 y estar una hora antes de la salida del vuelo en el aeropuerto Jorge Wilstermann de Cochabamba, avisan que el vuelo tiene un retraso, que se prevé que sea de 3 horas. Al menos, nos han dado un sandwich de un plástico que pretendía ser jamón y queso.

Dins un avió de paper - Joan Miquel Oliver

6.12.09

Sesenta

(Día 331)
Villa 14 de Septiembre/Cochabamba.- La jornada vuelve a ser agotadora. A las seis de la mañana, ya de camino hacia Villa 14 de septiembre, donde va a votar el Evo. Pero antes, a las 7.00, quiere almorzar con los periodistas. Chicharrón de trucha, obviamente. Al llegar, todo el pueblo (200 personas?) le están esperando para verle. Entramos a un polideportivo y de golpe me veo con el pelo lleno de papel picado y un collar de coca en el cuello. No como nada: a esas horas de la madrugada no estoy para comer, y menos trucha.
Antes de que termine, me voy al colegio electoral para ver cómo está el ambiente. Lleno a rebentar. Increíble. No son ni las ocho de la mañana, hora oficial para votar, y hay colas increíbles para sufragar. Nunca había visto nada igual,
Una niñita, en brazos de lo que supongo que es su abuelo, me ve la credencial de prensa y me pregunta si sé algo del presidente. Le digo que a cambio, me tiene que sacar la lengua, porque no me creo que hable mucho. Se queda cinco minutos con la húmeda fuera de su boca, y no me resisto y se lo cuento todo. Y que la aviso cuando llegue.
Y llega, 45 minutos más tarde de lo normal, vota, habla y se va. Y se acabó la jornada en el Chapare. Antes de irme, le pregunto a la niña si vió al presidente. Sonríe, se le iluminan los ojos, y me dice que si pudiera votaría al Evo. Al papá Evo, para ser más concretos. Y sólo tiene cinco años.
Regreso a Villa Tunari, donde tenemos el hotel, buscamos un Internet y todos están averiados por una bajada de tensión. Murphy, como siempre. Se arregla tras media hora: mandamos rápido y de vuelta a Cochabamba. Dos horas y media de viaje que se hacen muy cortas gracias a que el cansancio aparece y me quedo dormido hasta llegar a la ciudad. Allí me encierro en la habitación del hotel, y sigo los sondeos. Siempre aposté porque el Evo sacaría el 62 por ciento de los votos, y las encuestas a pie de urna clavan mi predicción. Lo que está claro es que gana con más del sesenta. Y, el segundo, al menos a 40 puntos.
Así que ganamos las elecciones de calle, y tenemos cinco años más para seguir con el cambio.

Somos más - Arawi

5.12.09

Sueño

(Día 330)
Chimoré/Sinahota/Villa Tunari.- Un todoterreno negro derrapa a la entrada de El Conquistador, un restaurante con su propio criadero de truchas escondido dentro de un Chapare increíblemente verde, que parece más una selva que una parte de la Bolivia altiplánica que acostumbro a ver. Sentado en una silla de plástico, delante de una mesa de madera llena de botellas retornables de refrescos y con unos platillos con tomate, apio, cebolla y zanahoria, observo como el auto estaciona justo delante de la mesa que tengo a la derecha. Se abre la puerta del piloto, y sale el Evo. Se abre la del copiloto, y sale su hija, Eva Liz. Ese es el inicio de un día con el presidente.
Compartimos con él un chicharrón de trucha y una trucha a la plancha. Cuando acaba, habla un poco con los pocos periodistas que han osado desafiar al Evo y seguirle durante toda la víspera a las elecciones. Cae una lluvia fina en el Chapare, que molesta pero no moja. O que moja y no molesta, dependiendo del gusto.
Acaba de hablar, se sube al todoterreno y empieza la carrera. Subimos volando al taxi, y le perseguimos por las curvas selváticas. Se adelanta demasiados metros, va realmente rápido, y puedo imaginar la cara de susto de la niña en el puesto de copiloto.
Llegamos tarde al acto con los militares para celebrar el fin de otra temporada de éxito de erradicación de plantaciones ilegales de hoja de coca. Está todo el alto mando militar, y el Evo hace un discurso donde no deja títere con cabeza. Aunque esconda que esta campaña se ha incautado menos droga que el año anterior, lo único noticiable del acto. Termina de hablar y empieza el desfile militar, con la aparición especial de dos helicópteros -me pregunto si serán los únicos- del ejército boliviano, que pasan a una altura demasiada baja para mi gusto. Acaba el evento con un nuevo almuerzo (son sólo las 16.00) a base de papa y chuleta de cerdo.
Esperamos atentos al siguiente movimiento del Evo. Y, cuando vemos que su coche se pone en marcha, le volvemos a perseguir. Me siento como un paparazzi en busca de la foto comprometida del famoso de turno. Sólo aguantamos el ritmo de la jornada las tres agencias (Reuters, AP, Efe), y una nueva persecución se desarrolla entre los normalmente tranquilos pueblitos de la zona.
Le encontramos en un polideportivo destruído. De hecho, encontramos a la gente de su seguridad, que al principio nos vetan la entrada. Sabemos que el Evo acostumbra a hacer deporte siempre que puede, y es una foto que no nos podemos perder. Tras unas breves discusiones, aparece como una estrella de un lateral. Hablamos informalmente con él, y le retamos a un encuentro de fútbol sala. Acepta sin pensarlo mucho, aunque el hecho de que nosotros no tengamos equipación le preocupa. Pero es un problema de fácil solución: bajamos al pueblo más cercano y compramos seis equipaciones completas de color celeste.
Para un encuentro de estas dimensiones, nos trasladamos a un coliseo recién inaugurado. Mientras nos acercamos, vemos como la gente del pueblo hace la misma ruta que nosotros. Descubrimos el motivo cuando entramos al coliseo, bolsa de plástico en mano, y las gradas están con dos centenares de personas esperando el partido. Miedo escénico.
Nos cambiamos en un espacio lleno de polvo y cemento, y aunque nos dejan sillas de plástico no es lo que diríamos un vestuario. Me recuerda a las obras de los Bolivarianos. Al final me decido a ser arquero: me dejo mi camiseta de manga larga a rayas puesta para diferenciarme del resto del equipo.
Entramos a la cancha y nos aplauden. El equipo presidencial se hace esperar. Una radio local va a transmitir el partido en vivo, mientras Telesur lo graba todo para pasarlo en diferido. Nunca me sentí tan famoso como ahora.
Entra el equipo del Evo. Visten de blanco impoluto, y me sorprende que el presidente lleve el 3 en vez del 10 como acostumbra. Pitido inicial.
No jugamos mal, la verdad, pero se nota que no nos conocemos. De hecho, para completar el equipo, necesitamos inscribir a dos de nuestros choferes. Pero también hay que reconocer que tuvimos nuestras opciones. Yo, mientras, espero en el arco. Supongo que por el calor, y el miedo de enfrentarme al Evo en un partido de fútbol, hace que mi miopía aumente hasta el punto que hay veces que creo que no veo el balón. Se me nubla la vista cada vez que atacan.
El primer disparo de los de blanco va muy desviado, y no hace falta ni que me mueva. Por lo menos, salvo el orgullo al no encajar un gol en el primer disparo. El segundo chut es del Evo. El balón se cuela entre una maraña de piernas que no desvían el balón, y todavía no sé como me lancé hacia la derecha, rozo el balón con el dedo meñique de la mano derecha y sale fuera. Oigo el uy del público, veo como el árbitro no pita córner, y noto como me duele en exceso el dedo.
No tardan en llegar los goles. Hago una parada de mérito más, con el pecho cuando dispararon desde el punto de penalty y yo por suerte estaba justo delante de la trayectoria del balón, pero los dos goles caen cuando quieren. Al final, 2-0 y para casa.
Pero el Evo no se cansa. Sólo una hora después de disputar dos o tres partidos, ya está en su hotel dando una conferencia que al final dura más de una hora y media y en la que repite todo lo que ha dicho durante el último medio año. Hasta recupera las metáforas que usa en sus habitualísimos mítines.
Salimos del hotel, en Cochabamba, a las 6.00 de la mañana. Regreso al hotel, ahora en Villa Tunari, a las 00.30 de la noche. Y el Evo creo que seguiría su jornada, pero mañana tiene un día importante.
Me quedo frito al instante, soñando que no fue un sueño la jornada de hoy.


Compañero Evo
- DD.RR.

4.12.09

Azul

(Día 329)
Cochabamba.- Llega el momento culminante de mi viaje, al menos profesionalmente. Las calles se pintan de azul, blanco y negro; los colores del MAS, los colores del Evo.
Este fin de semana, mi tarea es perseguirle desde que se despierta hasta que se acuesta; haga lo que haga, allí estaré. Por eso Cochabamba. Por eso mañana tres horas de viaje en taxi. Por eso la emoción de formar parte de la familia Morales.
Aunque todavía a estas alturas me asalta la duda de por qué Bolivia es el único país del mundo en el que la izquierda es de color azul y la derecha va con una estrella roja como logo. Locuras bolivianas, tan típicas de todo este año.


Contigo somos más - Tupay

3.12.09

Millones

(Día 328)
El Alto.- Cierre de campaña en El Alto. Tengo que confesar que estoy nervioso.
Aunque tiene que empezar, el acto festivo, a las 16.00 hora local, subimos a las 15.00 por si hay mucha gente que quiere subir y encontramos una de las típicas trancaderas (atascos) de La Paz. Y, efectivamente, la hay. Tras diez minutos en el taxi, paramos el coche en medio de la autopista que lleva a El Alto, y sólo podemos seguir el camino a pie. Un kilómetro y medio, más o menos. Creo que es más.
Llegar hasta el frente del escenario es una odisea. Más de un millón y medio, dicen. Así que imagínese la odisea, y más cargando cámaras de fotos, trípodes, y demás enseres periodísticos. Suerte que hay un espacio reservado; la seguridad sindical, campesinos que llevan en el brazo una cartulina pintada con bolígrafo con las letras S.S., nos dejan pasar después de revisar exhaustivamente nuestras credenciales. Que, por cierto, en un alarde de originalidad, me bautizaron como Víctor Cámara. Sin comentarios.
Empieza la fiesta y una marea azul empieza a colonizar El Alto. Siendo sincero, El Alto nunca fue anti-Evo, pero me sorprede que haya tanta gente. Suenan todos los grupos musicales favorables al Evo. Y cuando digo todos, quiero decir TODOS.
Aprovecho para hablar con gente. Carlos, un chico venido de Viacha, lleva desde las siete de la mañana reservando sitio para sus compañeros de la agrupación juvenil del pueblo. A Juan, en cambio, no le veo la cara, ya que por encima se puso un armatoste que pretende imitar al Evo. Elvira, una cholita muy pero que muy simpática con una pegatina del Evo y de Álvaro en su bombín y una whipala a modo de mantilla, se coló dentro del espacio reservado para la prensa usando sus dotes femeninas: o la dejan pasar o arma quilombo. Y punto.
Amenaza lluvia. A nadie le importa. Sigue cantando la gente. Los mineros no se quitan los cascos, los seguidores se pelean por los souvenirs masistas, los periodistas extranjeros alucinan.
Se oye un ruido por el cielo, como de hélices en movimiento, la gente mira para arriba y por megafonía gritan que es el presidente. "Sacó la manito por la ventana, me saludó", me grita Elvira en la oreja. Y miro y nada, que no saluda. Es más, las ventanillas están selladas y son imposibles de abrir.
18.56 hora local, y aparece el Evo en el escenario. Pelos de punta. En mí, supongo que también en la gente. Pero no llegan todavía los discursos, primero sigue el recital musical. Todos bailan en el escenario, desde que el Evo enseña a Álvaro que el paso de la morenada es de una forma concreta, y no se puede hacer así como así.
(Momento himno: Bolivianos, el hado propiiiiiicio, coronó nuestros votos y anheeeeeeelos. Es ya liiibre, es ya libre, este sueeeeeelo; ya cesó su serviiiil condicióoooooon...)
Álvaro se encarama en el atril sin voz. Gritó demasiado durante la campaña. Es de los que más se cree lo que hace y dice. Sobre todo cuando habla de que no descansa nunca de trabajar por el país, pese a que tiene novia (cosa que el presidente no). Reacciona el público: que se case, que se case. Salida increíble del vice: lo someteremos a referendum. Risas.
Habla el Evo. Silencio absoluto. Desde que llegué, ha mejorado muchísimo en sus discursos. Ahora es un presidente y líder indiscutible.
Termina, y, tras los petardos, queda un olor a pólvora que, quizá, es el olor de la victoria.
Túpac Katari, líder indígena de la libertad, ya lo dijo antes de ser descuartizado: volveré y seré millones. Aquí están todos.

Mi primer millón - Bacilos

1.12.09

Navidad

(Día 326)
La Paz.- El hall de mi edificio se llenó hoy de unas cajas extrañas, envueltas de papel azul con estrellitas. El portero está esperando que unos muchachos jóvenes carguen un árbol mientras con las manos hace peripecias para abrirme la puerta y aguantar una bolsa llena de bolas, serpentinas y luces.
Hasta la oficina tengo dos cuadras y media. En la primera esquina me encuentro con una pareja de cebras que me dan permiso para seguir el paso, mientras mueven sus pezuñas al unísono. Subo la cremallera de la chaqueta; el viento es un poco frío.
Tras una cuadra y media, el supermercado. Sus colores habituales, naranja y verde, están cubiertos por plantas de plástico y hombres disfrazados de color rojo y blanco, como si hubieran salido de un anuncio de Coacola.
Frente a la Corte Nacional Electoral, en medio de la plaza Abaroa, una niña va al colegio con una cesta de la que sobresale un panetone casero; al menos, eso dice el fabricante en su caja.
Todavía no termina la canción de mi iPod y ya estoy en el edificio de la oficina. Entro y, a la derecha, un árbol de plástico irradia luces azules, verdes, amarillas y rojas. La jefa de la empresa de la entrada cede a los brazos de los empleados su bebé recién nacido. La secretaria envuelve paquetes con papeles rojos y verdes.
Es uno de diciembre y llegó la navidad. Y eso que aquí no hay El Corte Inglés.


Un camell d'Orient - Manel

29.11.09

Manolo

(Día 324)
La Paz.- Tras un día de descanso, más que merecido a mi parecer, esta noche nos sorprende la inauguración de un nuevo restaurante español. Rincón andaluz (léase rinjcón andalù), se llama. Pero podría llamarse Bar Manolo tranquilamente.
Manuel es el propietario: un hombre de más de 50, canoso, con la gracia andaluza. Nos cautiva con sus chistes hasta que nos duele la tripa de tanto reir; nos conquista con su menú. Por la mañana, churros, café con leche y tostadas con tomate y jamón. De almuerzo, lentejas, cocido, pescado al pil pil... Por la noche, caña más tapa. Increíble. Iremos más, segurísimo.

Andaluces de Jaén - Paco Ibáñez

27.11.09

339

(Día 322)
Sucre.- Lo decidí esta noche. Para los (pocos) seguidores de este blog, y que realmente les interese (algo) de lo que hago, el número a seguir a partir de ahora es el 339. Y ya he dado demasiadas pistas.

Nos volveremos a ver - Andrés Calamaro

26.11.09

Pebetero

(Día 321)
Sucre.- Por fin se apagó la llama bolivariana. Doce días sin parar, demasiado cansado. Para unos Juegos que, siendo sinceros, no interesan a nadie.
Pero llegó el momento de la clausura, que seguimos evidentemente por televisión. Y es entonces cuando uno se da cuenta de lo triste que puede ser el fin de un evento, en un principio tan importante.
Tras dos horas y media del folclore típico de todos estos momentos, llega el momento surrealista: la resurrección de Michael Jackson. ¿Qué narices hace un MJ en el estadio Patria de Sucre? Y cantando en playback canciones que no conoce nadie. Pero no acaba aquí el bochorno: aparece otro en el centro de la cancha, y baila un Beat it un poco esperpéntico. Pero no acaba aquí el bochorno: se ve que hay otro MJ esperando en los banquillos, pero no puede salir a hacer su Thriller porque los ataúdes de cartulina se rompieron.
Así que acaban los Juegos sin pena ni gloria. Suerte que, por lo menos, no se equivocaron en el momento que estaba esperando: el apagado del pebetero.

Adéuu - ü_ma

25.11.09

Calzón

(Día 320)
Sucre.- Suerte que esto ya termina mañana. Estoy demasiado cansado de estar 16 horas al día siguiendo deportistas. Sé que nadie me creería, yo que soy capaz de ver un partido de fútbol americano por ESPN a las tantas de la madrugada y me quedo embobado con un partido de bádminton chino, pero no puedo más.
Hoy acabó el fútbol. El último partido era un Bolivia-Ecuador, en el que los anfitriones necesitaban ganar por dos goles de diferencia para hacerse con el oro. Así que hace tres horas ya tenía la crónica hecha con la derrota boliviana, el oro para Ecuador.
Pero malditos bolivianos, marcan en el 75 y en el 80. Y vuelta a empezar, por culpa de 11 tipos en calzón corto que decidieron, en los últimos veinte minutos, empezar a jugar al fútbol. Qué rabia.

Don't panic - Coldplay

24.11.09

Bañador

(Día 319)
Sucre.- Muy corto hoy: tras ir a las canchas de voley-playa, y ver a un montón de gente en bañador mientras cae una suave llovizna, me sigo preguntando como puede ser que Bolivia haya ganado un oro en este deporte cuando es el único país de los que participa que no tiene mar.
Lo tenía que decir.

Surfing USA - The beach boys

23.11.09

Kimono

(Día 318)
Sucre.- Cuando vi que el día 23 empezaba el kárate, supe que me lo iba a quedar yo. Recordar esos ¡14! años de colocarse el kimono, atarse el cinturón, descalzarse y notar el frío tatami en los pies... Me vino la melancolía, y más cuando entrevisto a Akio Tamashiro, un verdadero genio del kárate.
Es muy, muy tímido, pero seguro a la vez. Sus rasgos orientales esconden que es peruano, de Lima, y su seguridad en el tatami esconde su humildad. Pero Akio tiene página web, da cursos en el extranjero, es campeón mundial, tiene claras las cosas importantes de la vida, y se lleva el oro de los Bolivarianos. Un ejemplo a seguir, en serio. Búsquenlo.

Nigatsu - Asa-Chang & Junray

22.11.09

Julio

(Día 317)
Sucre.- La desorganización de los Bolivarianos llega hasta el punto que la noche anterior todavía no se saben las horas de juego de los encuentros del día siguiente.
Esto hace que llegue una hora antes de lo necesario a las canchas de tenis para ver las finales raquetísticas, en un deporte en el que, sorprendentemente, Bolivia va a ganar más de un oro.
Decido ir a desayunar, con el iPod en la oreja y sonando El Último de la Fila (que sóc de Barcelona, i em moro de calooooor), cuando entro en la única cafetería abierta, me pido un croissant que sirven demasiado frío y un café con leche demasiado fuerte y caliente, y de repente cambian, en el hilo musical, el folclore por los grandes éxitos de Julio Iglesias. TODOS.
Así que dejo que el iPod se vaya con la música a otra parte, y me quedo leyendo el periódico pensando que, hey, soy un truhán mientras la vida sigue igual. Es algo que me va, me va, me va.

El bacalao - Julio Iglesias

21.11.09

Raqueta

(Día 316)
Sucre.- No sé por qué, hoy me acordé de cuando le pedía a mi padre ir a jugar a tenis, en unas pistas de moqueta mediocre. El ping-pong ya me parecía poco, con una raqueta pequeña con la que, con un poco de suerte y puntería, ya podía ganarle. Y los Reyes me trajeron una raqueta de tenis, una Slazenger roja y negra si no recuerdo mal, y fuimos a jugar muy esporádicamete; de hecho, siempre se me antojó cualquier cosa, al principio todo parecía genial hasta que, el cansancio y la búsqueda de nuevos retos, hacían perder el interés de cualquier cosa.
Así que hoy, 21/11, aprovecho que vuelvo a levantarme demasiado pronto -¿llevo ya un mes así?-, llamo a casa, le felicito por su demasiado cumpleaños, me preparo la mochila y me voy a las canchas de tenis. Que no son tan diferentes a las que jugaba de pequeño: igual de mediocres, pero de tierra batida.

Estoy loco por el tenis - Florencio Torrelledo

20.11.09

Colacao

(Día 315)
Sucre.- Siempre que veo un combate de boxeo, me entra la risa porque me imagino a Antonio Machín cantando la canción del Colacao. Y la canto por dentro, muy bajito, moviendo los labios siguiendo la letra (pum, pum, boxea que es un primor...)
Así que me tengo que reprimir en una velada especial de boxeo en la capital boliviana, apasionantes once finales de todas las categorías bolivarianas, con un árbitro vestido a rayas blancas y negras cuál cebra, pero sin las azafatas que pasean por el ring anunciando el número del round que se va a disputar.
No se puede pedir tanto, y menos en Bolivia, obviamente.

Yo soy aquél negrito - Antonio Machín

19.11.09

Gimnasia

(Día 314)
Sucre.- Sólo ver las piruetas que hacen, siento un dolor en la entrepierna demasiado acentuado. Esas aperturas de patas, esos saltos imposibles de doble tirabuzón con media voltereta, ese equilibrio en las anillas... Nada, nada, que me quedo en la grada con mi Coacola (llevo días alimentándome a base de lomitos Superhuella -pan, con lechuga, tomate, lomito, jamón, queso, huevo, salsa inclasificable, qué rico!- y soda). Que si empiezo a hacer gimnasia, o deporte en su defecto, adelgazaré más y mis queridos padres me van a desheredar por no reconocimiento de su hijo primogénito.

Nadia - Francisco Nixon

18.11.09

Elèctrica

(Día 313)
Sucre.- Salí demasiado temprano del hotel en dirección al Coliseo para ver la primera jornada de lucha libre, después de que ayer fuera turno de la grecorromana. Así que decidí acercarme un poco a pie, y cuando fuera la hora, pues ya agarrar un taxi hacia allí.
Y, pasando por el mercado de carteles de cubrir el pan para evitar a las sucias moscas que entonces deciden acercarse a la zona de carnes, de tiendas de refrescos hechos al momento, de cuchillas de afeitar y cuentos infantiles, encuentro una tiendita de música, toda bajada de Internet. No debería de sorprender, si no fuera porque entre Bach y Queen está la discografia completa de la Companyia Elèctrica Dharma. La de la flauta eléctrica (o como se llame) insoportable y que sólo tiene una canción.

La presó del rei de França - Companyia elèctrica Dharma

17.11.09

Grecorromano

(Día 312)
Sucre.- Esto de los Juegos Bolivarianos tiene cosas que no entiendo. Por ejemplo, la lucha grecorromana. Unos tipos que se agarran, se pegan, se voltean, se abrazan, se tiran de los pelos... Demasiado complicado, y sin sentido.
No me imagino a los grecos, ni a los romanos, luchar así con las togas que se gastaban los tipos.

Roma - Manel

16.11.09

Tiburón

(Día 311)
Sucre.- La piscina es un desastre. Una pared sigue con los ladrillos, el calentador del agua no funciona y los nadadores tienen rampas, las cabinas de prensa por no tener no tienen ni sillas, la gente se empuja para abarrotar unas gradas de cemento y polvo, los accesos son montículos de arena.
Pero, pese a todo eso, hay un tipo que sobresale por encima de todos, y es de ascendencia catalana. Albert Subirats, venezolano, del Barça y futbolista frustrado, y que no se cansa de ganar oros y más oros en las disciplinas cortas de la natación. Por algo le llaman el tiburón. Si todo va bien, puede ganar ocho medallas de oro; lo mismo que hizo Phelps en Pekín pero en los Bolivarianos, que no sería precisamente lo mismo. Y, viendo el nivel del resto, y haciendo un símil estúpido y muy, muy malo, se podría decir que, como en la canción, "se las llevó, el tiburón".
Prometo no volver a escribir algo tan patético como esto. Pero tenía que hacerlo. Era demasiado evidente. Y tentador.

El tiburón - Proyecto Uno

15.11.09

Torero

(Día 310)
Sucre.- La lluvia amenaza con destrozar el primer día de los Bolivarianos. Las calles empiezan a mojarse demasiado con el riesgo que eso supone para los ciclistas, y más en una contrarreloj.
Sólo en la salida se ve la diferencia entre países. Mientras Colombia, una potencia ciclista, entrena en máquinas preparadas para rodar, la selección boliviana se construyó con dos caños y una tubería un rodador que ni Pedro Picapiedra usaría de troncomóvil.
Pero a la hora de la verdad, nada es lo que se preveía. En parte, y lo confiesan al final, porque el ciclista boliviano era el único que sabía el recorrido. Así que normal que ganara. Primera medalla de oro para Bolivia en los Juegos, y se desata la euforia.
Llega a la meta Óscar Soliz, el tipo en cuestión, y casi no puedo recorrer los metros necesarios para frenar la inercia. La multitud le rodea, le vitorea como un héroe. Tanta es la expectación, que le alzan en hombros, como si fuera un torero saliendo por la puerta grande. A hombros, y con la bicicleta incluida.

Bicycle race - Queen

14.11.09

Olímpicos

(Día 309)
Sucre.- De forma oficial empezaron los XVI Juegos Bolivarianos. En previsión, parece que van a ser un desastre de forma mayúscula; esta mañana estaban izando un pebetero recién pintado, mientras la llama bolivariana ya empezaba a recorrer las calles de Sucre.
De momento, lo que está seguro es que será una vorágine de trabajo de un evento que ni por asomo son unos Juegos Olímpicos: ni por infraestructura, ni por nivel, ni por repercusión. Pero tendré que trabajar en ellos como si lo fuera.
Algo bueno tendrán, y es que casi un centenar de periodistas internacionales se dieron cita aquí para seguir durante 12 días el desarrollo de los Juegos. Oportunidad única para conocer nueva gente y mirar opciones de futuro, ahora que esto ya entra en su recta final.
Por cierto, y no quiero dejarlo de lado: estos Juegos, más que deportivos, son la continuación de la pelea política entre la capital (Sucre) y La Paz. Entró Evo en el estadio Patria y el abucheo fue increíble. Nombraban a Venezuela por megafonía y, de nuevo, abucheo. Me gustará ver qué hacen cuando tengan que animar a los deportistas pero, de momento, todo es política. Porque "esto es Sucre, y Sucre se respeta". Como si los pobres deportistas no lo hicieran.


Olímpicos - La Costa Brava

13.11.09

Hotel

(Día 308)
Sucre.- Temprano, a las 7 de la mañana, bajo a desayunar. Piña con plátano. Yogur de coco. Huevos revueltos con panceta, salpimentado. Tostadas con mantequilla y mermelada de frutilla. Leche con chocolate en polvo. Subo de nuevo, me ducho, me visto, y salgo de una habitación que es totalmente desconocida y no tiene ningún tipo de alma.
No creo que nunca me acostumbre a esta vida hotelera que tendré que soportar durante 15 días.

Hotel Occidental - Antònia Font

12.11.09

Credencial

(Día 307)
Sucre.- Recién aterrizados a Sucre, capital de Bolivia, mi maleta es la última en salir. Están esperando con nosotros jóvenes venezolanos que hacen mucho ruido, mezcla de sus nervios por estar a punto de empezar los XVI Juegos Bolivarianos, el cansancio del viaje y su energía desmesurada; algo que escandaliza a los viajeros de primera clase del vuelo de Aerosur.
Lo dejamos todo en el hotel, y salimos a buscar nuestras credenciales para poder trabajar los próximos quince días.
No sé porqué pero pensé que, ante un evento de esta magnitud, todo estaría ya listo. Menos las obras, claro. Pero ni nuestras credenciales están hechas, ni hay previsión para tenerlas listas antes de que empiece todo. De hecho, se pasan el muerto de uno a otro hasta tres departamentos. Hasta que me harto, les mando a todos a la mierda, se quedan con mi cara, y me voy con el cabreo habitual cuando Bolivia quiere hacer algo de un país normal y no se queda ni en las puertas de conseguirlo.

Es increíble - Astrud

11.11.09

Cebras

(Día 306)
La Paz.- Tras meses de gestación, y de disfrute de ellas por las calles, hoy terminé mi reportaje sobre las cebras que regulan el caos circulatorio de La Paz.
No puedo adelantar su contenido hasta que se publique (está en fase de edición), pero estoy satisfecho del resultado. Porque, a pesar de la pereza que me hacía escribir sobre el tema, al final he podido poner lo que quería. Unas majezas como estas cebritas se merecían algo mejor, seguro. Pero bueno, he hecho algo...digno. Espero.
Quizá dentro de un tiempo ponga el reportaje íntegro. De hecho, creo que por política de empresa no puedo poner ni un mísero párrafo. Pero quien quiera saber de la historia de estas cebritas, extremadamente simpáticas, que me lo diga. O, si le da vergüenza, que lo busque en la red.
Todo esto, el día antes de salir de viaje a Sucre, capital de Bolivia. A empezar el mes de más trabajo de todo el año.

Escuela de zebras - Joe Crepúsculo

10.11.09

Yogur

(Día 305)
La Paz.- Los que me conocen saben que una de mis debilidades el yogur. Esa leche fermentada es un manjar indescriptible; tan cremoso, tan sabroso... Si alguien me quiere conquistar, lo único que debe hacer es darme yogur como si fuera un niño pequeño: a cucharadas directas a mi joven boquita.
Desde que llegué, gran parte de mi alimentación, sobretodo matutina, ha sido en base a yogur. Natural, azucarado, de diversos sabores...da igual.
Pero si hoy cobra importancia es porque no me pude resistir a comprarme los yogures de bolsitas individuales que se encuentran por las calles y que todo el mundo va comiendo mientras anda.
Cabe decir, por adelantado, que es muy difícil encontrar yogures en el envase que tiene en un país europeo: ese tipo de cubilete cilíndrico, de plástico duro, con tapa de aluminio encima. No: aquí es una bolsita de plástico rectangular, dúctil y transportable. Para su consumo, nada de cucharas: un mordisco en una esquina, y a succionar. Una sensación increíble.
Lo mismo pasa con los jugos y el agua que te puedes comprar en la calle. Mordisco en la esquina, y para adentro.
Pues eso, que hoy me compré una bolsa de 10 bolsitas de yogur de frutilla. Y no puedo predecir cuánto van a durar en mi nevera.

Sugar, sugar - The Archies

9.11.09

Muro

(Día 304)
La Paz.- Hoy todo el mundo habla del muro. Evidentemente, en su momento, era la metáfora de la situación mundial, pero con una presencia física que demostraba que, pese a que alguien no quisiera verlo, era real y existía.
Pero soy de los pesimistas que cree que todo se rige a base de
muros. Que toda la vida se basa en intentar buscar una brecha en la que ir siguiendo algun tipo de luz que lo atraviesa para salir adelante.
Pero ahora que esto se acaba, y todo el mundo habla de muros, veo que frente a mí se está levantando uno, poderoso y terrorífico. Un muro compacto y sólido que se llama futuro, y para el que creo que no tengo las herramientas suficientes como para derribarlo cuando yo quiera.

Another brick on the wall - Pink floyd

8.11.09

Calaveras

(Día 303)
La Paz.- Sigo aterrorizado por la visión que tuve ayer.
Entré en una casa humilde de la zona cerca del cementerio general de La Paz. Estaba preparado para ver un altar con calaveras para que hoy se celebrase la fiesta de las ñatitas: una celebración más que profana, cada vez más mezclada con ritos católicos, en la que las calaveras de seres queridos y desconocidos toman el mayor de los protagonismos.
En el centro, una calavera sin tabique nasal, con dientes imperfectos y negros, con las mandíbulas agarrando centenares de hojas de coca, y, en su cráneo brillante y sin pelo, un gorrito de lana negro con una inscripción bordada en blanco: Víctor.
De hecho, es el "capitán Víctor", ex servidor público de seguridad ciudadana que lelva años dando vueltas por casas y apartamentos paceños para proteger a los habitantes de dicho habitáculo.
Pero para mi es una visión del futuro que me pone la piel de gallina. Enfrentarse a la muerte así, tan directamente, me sobresaltó. Y hoy, tras volver del cementerio y ver más de 300 calaveras, cada una con su nombre bordado en un gorrito de lana, con los ojos cubiertos de algodones, fumando como si siguieran vivos, y con sus familiares comiendo a su alrededor... Da un poco de miedo; o, quizá, respeto. Por un futuro que tendrá que acabar así, obviamente y por ley de vida. Pero igual. Que la visión futurista de verme convertido en calavera no me la quita nadie.

Calaveras y diablitos - Los Fabulosos Cadillacs

7.11.09

Novela

(Día 302)
La Paz.- Ya hace días que dije que necesito los fines de semana para descansar. Y este me lo he propuesto más que cualquier otro, a la espera de que a partir de la próxima semana empiece un mes extremadamente exigente.
Así que hoy me tumbaré en la cama, y leeré. Tengo tres novelas en la improvisada mesita de noche que me subí a la habitación, cuando en realidad era el soporte de una tele que estaba en mi habitación y que, en previsión de que no la iba a ver nunca (y casi nunca vi), bajé al salón.
Si finalmente lo consigo, y leo todo lo que no he leído durante estos 302 días, se podrá ver en el lateral izquierdo de este blog.

Cumbiera intelectual - Kevin Johansen

6.11.09

Ring

(Día 301)
La Paz.- Cada vez queda menos para las elecciones, y se nota en el ambiente. Aunque todavía la ciudad no está plagada de propaganda, todo gira alrededor del evento del año. Y claro, salen los aprovechados que, con la coyuntura favorable, intentan sacar rédito económico del momento.
Es el caso de Dennis, un tipo alto, pelo largo y cara de mafioso, que me presenta, de una tacada, y en persona, a Evo, Manfred, Samuel y Álvaro.
Evo, 1,60 metros de bolivianidad imperturbable, viste una de las famosas chompas que le hicieron famoso (valga la redundancia) por Europa. Habla pausado, cuando se saca su máscara de fibra de vidrio y, sudoroso, confiesa que, sin saber el resultado de las elecciones, va a derrotar a Manfred seguro.
No es muy difícil. En la otra esquina del ring, con 75 centímetros de altura y un bigote prominente, se encuentra su oponente.
Y suena la campana, y empiezan a pelear con golpes aprendidos y ensayados, siempre para que gane el Evo.
Se ve que estas peleas de lucha libre ficticia hacen las delicias de pequeños y grandes en todo el país; algo que apasiona al bolsillo de Dennis el mafioso. Y, además, crean el mensaje subliminal que quieren.

Killing me softly - Omara Portuondo

3.11.09

Sombrero

(Día 298)
La Paz.- He decidido cambiar de look. Me dejaré patillas largas. Me pondré cremas para cuidar mi cutis descuidado. Me bañaré con jabones de alto standing. Me lavaré los dientes más de tres veces al día. Estudiaré ponerme colonia en sitios estratégicos, aunque seguramente lo descartaré antes de empezar. Me vestiré como un dandy. Me pondré sombrero cada día.

El sombrero - Los verduleros

2.11.09

Muertos

(Día 297)
El Alto.- Llegar a Villa Ingenio no es fácil. No recuerdo cuánto tardamos, pero la verdad es que se hizo más que eterno. Subir hasta El Alto ya es un camino demasiado conocido, y cada vez se hace más corto. Pero una vez entramos dentro de la ciudad, olemos y palpamos el caos circulatorio, nos adentramos en calles idénticas de casas enladrilladas, nos peleamos con policías y demás odiseas que son ya una costumbre, entramos en un camino de arena impracticable.
Los micros avanzan a paso lento levantando demasiado polvo, los baches nos hacen chocar con el techo del auto. Al final llegamos a lo que parece una feria, con puestos de comida, camas elásticas y muchos, muchísimos autos como el nuestro.
El cementerio todavía no está lleno. Pero se empiezan a ver familias cargadas de comida y cañas de bambú que se acercan a las tumbas de sus difuntos para pasar el día allá.
Subimos hasta lo más alto del camposanto.
Teodora Marca murió hace tres años, y todos sus parientes montaron sobre la tumba una mesa llena de panes, dulces, bebida, hojas de coca y tabaco. Hablamos con el mayor de ocho hermanos, ahora patriarca de la familia. Nos invita a comer ají de arveja: papa, chuño, pollo, arvejas (guisantes) y demás cosas que no me puedo terminar.
Después nos paramos a hablar con Mariano Ticona. Murió su padre hace más de diez años, y su hijo primogénito cree fervientemente en que el día 1 él vuelve y el 2 retorna, allí donde esté. Para eso hace fabricar caballitos y cóndores de quinua, totalmente comestibles. Evidentmente, nos da uno.
Savino Arias, al pasar por delante de la tumba de su madre, y sin intención de parar allí, nos da un vaso de cerveza. Un poco para la tumba, un poco para la pachamama, y un poco para mi estómago. Llegan unos niños con un librito de oraciones y un saco de nylon lleno de pan y fruta. Se sacan de la cabeza su gorrito andino, y rezan a la madre de Savino, y, a cambio, rellenan su saquito para llevarlo a su pueblo del interior del Altiplano.
Mientras que la mayoría de las tumbas son de gente mayor, Carolina Salinas murió en un accidente de coche cuando estaba a punto de terminar su carrera de medicina en una universidad de La Paz. Me entero de eso cuando una de sus hermanas pequeñas me acerca un plato lleno de pan, pasankallas, naranjas y plátanos. Mareado del calor asfixiante, y sin saber qué hacer, le agradezco el gesto y pongo tanto alimento en la mochila. Pero, a cambio, tengo que rezar a Carolina. Quizá hacía 10 años que no entonaba una pregaria, y al final me sale en catalán. Me quito la gorra, y se me quedan mirando más de una decena de personas esperando que termine. Nunca pasé tanta vergüenza. Pero espero que le sirva. Como recompensa, bebo un vaso de Pepsi.
Villa Ingenio se ha llenado en poco menos de dos horas. Casi no se puede andar, los colores son infinitos, y la música llega de todas partes, mezclada con el sonido de rezos ininteligibles en aimara.
A la espera de que a las doce del mediodía el muerto se vaya, y, quizá, empiece la fiesta de verdad.

Y no estaba muerto - Peret

1.11.09

Retornable

(Día 296)
La Paz.- Hoy terminé mi primera botella de dos litros de Coca-Cola (léase coacola) retornable. Reposa ahora su plástico duro encima de un mueble de la cocina demasiado sucio porque hace demasiados días que no limpio a fondo, mientras mi última colada intenta secarse a un ritmo veloz en las cuerdas del lavadero para dar paso a la lavadora que está centrifugando. El experimento de cambiar las botellas tradicionales a esta ha sido más que positivo: igual sabor, menor precio. Lo único que hay que hacer es ir a la casera de la esquina, devolverle la vacía y ella te da una exactamente igual, pero llena con dos litros de líquido negruzco y azúcar. Y, además, te ahorras 1,5 pesos. Que nunca está mal.
Pero hablar de
retornable me hace ver lo poco que me queda de exilio, y el cada vez más próximo retorno a casa. Realmente tengo ganas. No sé por qué motivo, pero llevo días con ganas de descansar en casa, pese a que este país me ha enamorado más de lo que nunca imaginé, más de lo que pensaba cuando llegué bajo una débil lluvia y bajé en taxi a la ciudad con dos desconocidos. Por eso, al mirar en la estantería con todos los libros de los que ya se fueron encuentro Volver a casa de Juan José Millás, lo agarro para leer.
Aunque, cuando pongo el iTunes para escuchar algo de música, lo primero que me viene a la cabeza es poner el disco entero de Dorian, El futuro no es de nadie.
Dicotomías de un retorno anunciado.

En la playa de los muertos - Francisco Nixon

31.10.09

Temprano

(Día 295)
La Paz.- Hace una semana que no duermo bien.
Llego demasiado cansado a casa después de estar incontables horas en la oficina, y cuando me tumbo en la cama, mi escritorio particular, los ojos se me cierran demasiado pronto. Y, al dormirme temprano, me despierto al día siguiente cuando el sol todavía no atraviesa los ventanales que rodean mi habitación. Y vuelve el círculo vicioso, ya que levantarse temprano significa estar más cansado, y antes, el resto del día, y ganas de irse a dormir pronto, y por tanto levantarse antes...
Necesito descansar. De todo. Creo que esta será la solución.

Muy, muy temprano - Los Fabulosos Cadillacs

30.10.09

Pesas

(Día 294)
La Paz.- Por fin empezaron los Juegos Bolivarianos en Sucre. Y sí, sigo en La Paz.
El tema es que la halterofilia adelantó su competición para este fin de semana, y hoy las primeras categorías levantaron el telón, y nunca mejor dicho.
Seguirlo desde la oficina no es lo mismo, evidentemente. Falta el movimiento por los escenarios, la tensión de ver los resultados, la lentitud del paso de las categorías y atletas. Pero tengo que confesar que, cuando puse por Internet Radio Sucre (1350 AM), algo se movió en mí.
Y es que veo que la cobertura de los Juegos Bolivarianos en Sucre, durante 15 días en la capital de Bolivia, puede permitirme dar el último salto que necesito y que veo que soy capaz de hacer, antes del premio final que serán las elecciones de diciembre. Y no lo quiero desaprovechar.
Aunque tampoco me voy a matar, que estos juegos no interesan ni a Hugo Chávez.

La fuerza - Facto, Delafé y las flores azules

29.10.09

Desierto

(Día 293)
Uyuni.- Estar en medio de la nada es una sensación única. El silencio sólo se rompe al paso de un todoterreno lleno de turistas, o con un camión con mineros que van a sacar litio de debajo de la sal de Uyuni.
El blanco lo domina todo. El horizonte ni se divisa, y solo una débil franja celeste marca el límite entre el cielo y la tierra. A partir de allí, el azul es increíble, vivo como nunca visto.
El suelo está sorprendentemente firme, y casi nada rugoso. No parece sal, la verdad. Sólo su color blanco y su gusto salado confirman el cloruro sódico que está bajo los pies.
Escribir sobre el Salar de Uyuni me parece una aberración. No hay palabras que lo puedan describir. Es una cosa que hay que ver. Realmente un desierto de sal, ahora lleno de litio que tiene que convertir a Bolivia en una potencia industrial mundial, en la nueva era de lo que tiene que ser Sudamérica.

Dolça és la sal - Lax'n'Busto

28.10.09

Bus

(Día 292)
Colchani.- No sé ni qué hora es, ni dónde estoy, ni cuánto falta.
Una hora más tarde de la prevista, subí al bus que me tiene que llevar, por primera vez, al Salar de Uyuni. Realmente no sé a lo que voy, pero cuando salió la opción de ir, y gratis, ni lo pensé.
Y ahora estoy perdido en la nada. Hace tiempo que hemos dejado las carreteras asfaltadas para recorrer caminos de arena y piedras, que imposibilitan dormir en un asiento demasiado incómodo. Y fuera hace demasiado frío como para salir. Así que nada, a esperar, y que el chófer no se pierda de nuevo. Y que los borrachos del final del bus terminen por dormirse. Y que pasen rápido las 15 horas de trayecto.

De viaje - Los Planetas

27.10.09

Terremoto

(Día 291)
La Paz.- Tengo el Facebook repleto de estados de ánimo únicos, de comentarios jocosos, de grupos sobre un municipio de monobloc.
Se ve que hoy empezó la Copa del rey de fútbol, competición que nunca seguí por pensar que sólo molesta en medio de dos jornadas de liga. Y que el Madrid perdió 4-0 en casa del Alcorcón, de Segunda B.
La verdad, es que miro hacia atrás y veo que cada vez escribo más de deporte y, sobretodo, de fútbol. Y lo que falta, porque a mediados de noviembre estaré exiliado en Sucre 15 días para cubrir los Juegos Bolivarianos. Pero este no tiene el sentido de seguir alimentando este hecho; sólo demostrar lo rápido que van las cosas y lo extremadamente volátil que es la memoria.
Lo primero, al menos, es lo que estoy viviendo en estos últimos días de búsqueda de La Paz. Un verdadero terremoto de sensaciones. Aunque quizá, hoy el terremoto es de Alcorcón.

Hung up - The enemy

26.10.09

Licenciado

(Día 290)
La Paz.- Cada 25 de mes, el Licenciado aparece en la puerta de mi casa.
Es un hombre viejo, nunca le pregunté la edad, pero me parece que aparenta menos de los que tiene que tener. El poco pelo que le queda en la cabeza, ya canoso, se lo peina para aparentar lo que en su momento pudo ser una melena de envidia.
Siempre con su maletín, entra en casa y saca muchos, muchos papeles. Todos ordenados, aunque su pequeña libreta que usa de agenda es un caos considerable de números y direcciones que sabe que exsten pero que nunca encuentra.
Se sienta en un extremo de la mesa, firma un par de papeles y firmo yo el correspondiente. Y así, cada 25 de mes, pago el alquiler al hombrecito que, antes de salir la puerta, me estrecha la mano y me dice que me cuide, y que hasta el próximo mes.

El viejo de arriba - Bersuit Vergarabat