6.12.09

Sesenta

(Día 331)
Villa 14 de Septiembre/Cochabamba.- La jornada vuelve a ser agotadora. A las seis de la mañana, ya de camino hacia Villa 14 de septiembre, donde va a votar el Evo. Pero antes, a las 7.00, quiere almorzar con los periodistas. Chicharrón de trucha, obviamente. Al llegar, todo el pueblo (200 personas?) le están esperando para verle. Entramos a un polideportivo y de golpe me veo con el pelo lleno de papel picado y un collar de coca en el cuello. No como nada: a esas horas de la madrugada no estoy para comer, y menos trucha.
Antes de que termine, me voy al colegio electoral para ver cómo está el ambiente. Lleno a rebentar. Increíble. No son ni las ocho de la mañana, hora oficial para votar, y hay colas increíbles para sufragar. Nunca había visto nada igual,
Una niñita, en brazos de lo que supongo que es su abuelo, me ve la credencial de prensa y me pregunta si sé algo del presidente. Le digo que a cambio, me tiene que sacar la lengua, porque no me creo que hable mucho. Se queda cinco minutos con la húmeda fuera de su boca, y no me resisto y se lo cuento todo. Y que la aviso cuando llegue.
Y llega, 45 minutos más tarde de lo normal, vota, habla y se va. Y se acabó la jornada en el Chapare. Antes de irme, le pregunto a la niña si vió al presidente. Sonríe, se le iluminan los ojos, y me dice que si pudiera votaría al Evo. Al papá Evo, para ser más concretos. Y sólo tiene cinco años.
Regreso a Villa Tunari, donde tenemos el hotel, buscamos un Internet y todos están averiados por una bajada de tensión. Murphy, como siempre. Se arregla tras media hora: mandamos rápido y de vuelta a Cochabamba. Dos horas y media de viaje que se hacen muy cortas gracias a que el cansancio aparece y me quedo dormido hasta llegar a la ciudad. Allí me encierro en la habitación del hotel, y sigo los sondeos. Siempre aposté porque el Evo sacaría el 62 por ciento de los votos, y las encuestas a pie de urna clavan mi predicción. Lo que está claro es que gana con más del sesenta. Y, el segundo, al menos a 40 puntos.
Así que ganamos las elecciones de calle, y tenemos cinco años más para seguir con el cambio.

Somos más - Arawi

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