30.9.09

Siles

(Día 264)
La Paz.- No es el primer clásico que veo, creo que es el cuarto ya, pero sí es el primero que estoy en el terreno de juego. Para el primero pagué, el resto con credencial. El segundo en las gradas, el tercero desde la cabina de prensa.
Pero vivirlo desde el césped, pisando el mismo verde que los jugadores que serán aclamados por más de 40.000 personas, es algo indescriptible.
Semifinal del Clausura (todavía no me acostumbro a todos los sistemas de competición de la temporada), partido de vuelta. The Strongest tiene que ganar por una diferencia de dos goles, Bolívar con un empate le basta tras el 1-2 de la ida.
Martín, atigrado, se come las uñas antes, durante, y después del partido. Ríe cuando fallan los celestes; maldice cuando es el Tigre el que no acierta las numerosas ocasiones de gol.
Cuando más reniega es cuando el árbitro expulsa a dos de The Strongest. Lo ve muy mal, y más después del primer gol de Bolívar. Pero empata el Tigre, con uno menos, y la sonrisa vuelve a su cara. A pesar de que tiene la cámara de fotos en la mano, no sabe qué hacer, por donde moverse, si colocarse la gorra de un lado o del otro para que le dé suerte.
A falta de cinco minutos para que concluya el partido, y con todo vendido, salimos del Hernando Siles para evitar el atasco. Justo cruzamos la puerta, y se oye a la hinchada de Bolívar cantar el segundo. Martín ya no habla, quizá porque no se le oiría entre el ruido de los seguidores de la Academia y los petardos.
Sólo tiene el consuelo de que mereció más. Pero, como dicen los ilustrados futbolistas, lo importante es que el balón entre en la portería. Y, esta vez, la puntería fue de los brasileños de Bolívar.
Creo que nunca fuí tan futbolero como lo soy ahora. Y no por el nivel de juego boliviano, que se podría definir de pésimo. Realmente, no lo entiendo.

Disfraz de tigre - Hidrogenesse

29.9.09

Rap

(Día 263)
La Paz.- Lorena se deja el micrófono en la oficina, y voy corriendo a llevárselo. Así salgo, por una vez, de delante de mi lento ordenador, y aprovecho para ayudarla en la entrevista de rapvolucionarios.
Nunca me gustó el hip hop. No por nada en especial, pero no era lo mío. Hasta ahora lo veía como un ritmo donde moverse como un robot y hacer algún que otro gesto provocativo y obsceno era suficiente.
Pero no. Las vueltas que da la vida, pero acabamos dos entrevistas y ponemos en la oficina tres cd's enteros de rap. Y nos apasionamos con la vida de uno de ellos, que mezcla la cultura hip hop en sus clases de ciencias políticas en la universidad. Y queremos llevar ropa ancha, pantalones caídos y gorras del revés. Es el poder del hip hop: amor y diversión.

Las vueltas que da la vida - DosHermanos

28.9.09

Bloqueo

(Día 262)
Huarina - De nuevo de viaje por el Altiplano. Esta vez no se trata ni de hongos en piedras, ni de tubérculos de dimensiones diminutas. Ahora hay que encontrar un supuesto bloqueo en la carretera que va a Perú, que los comunarios cortaron para reclamar que se les haga caso en la elaboración de las listas electorales.
Hace días que, pese a que todavía faltan más de dos meses para las elecciones, todo gira alrededor de ello.
Así que, tempranito por la mañana, entro como siempre al taxi de
Carlos, vamos a buscar a Martín a El Alto, y camino Huarina, intersección de dos de las carreteras más importantes: una lleva a Copacabana, último reducto antes de entrar a tierras peruanas; la otra, directo a Achacachi, centro neurálgico del ejército de ponchos rojos defensores del Evo.
Y llegamos y no hay nada. Sólo una pequeña reunión de campesinos, decidiendo si finalmente hay
bloqueo o no. Ni que fuera tan raro bloquear en este país, que podría entrar en el récord Guiness de los récords en la categoría de mayor número de marchas y protestas por minuto.
No es hasta que llegan todas las televisiones del país que se deciden a agarrar unas ruedas de tractor y prenderles fuego; poner a cuatro cholitas vigilando el tránsito; y dos tipos desenfundar su poncho rojo y escenificar algo que no tenían previsto.
Realmente, da pena verlos. No llegan a veinte, y saldrán en todas las televisiones como elemento folclórico-anecdótico de la jornada. Cuando, además, se están toda la entrevista recordando que protestan contra el Gobierno y el MAS, pero que están con el Evo hasta la muerte.
Incongruencias de un país que, real y lamentablemente, no tiene mucho más que ofrecer al mundo; no porque no lo tiene, sino porque se entretiene en huevadas como esta.

Ama suwa, ama llulla, ama qhilla - K'ala Marka

27.9.09

Receta

(Día 261)
La Paz.- Se da por entendido que los domingos son días raros de por sí, y viviendo solo se hacen un poco más pesados. Por eso, buscar soluciones para encontrar cómo sobrevivir este día. Repaso el blog y veo que los domingos me dedico, aunque sea sólo como un propósito, a la cocina.
Hoy miro uno de los libros de recetas que tengo en casa. Me quedo con las siguientes:

Entrantes
Arroz con queso (página 27)
Ingredientes: 250 gr. de arroz; 2 cs de queso de oveja semifuerte rallado y 2cs para espolvorear; 1/2 l. de leche; 250 gr. de carne picada; sal y pimienta.
Elaboración: Lavar el arroz y cocer a fuego medio en un cazo con 1 vaso de agua y un poco de sal durante 12 min., que se tiene que consumir prácticamente todo el agua.
En un recipiente de hornear, poner la mitad del arroz, encima, una capa de carne picada previamente salpimentada, y encima de ésta, otra capa con el resto del arroz.
Echar en el vaso de leche el queso rallado, salpimentar y remover.
Verter sobre el arroz la leche con el queso y espolvorear por encima con el resto del queso. Meter el recipiente en el horno, previamente calentando unos 5 ó 10 min., a 180ºC durante 10 min. aprox.
Dejar reposar y servir a la mesa.

Bombas de patata (página 340)
Ingredientes: 1/2 kg. de patatas peladas y cocidas; 150 gr. de queso cheddar; 1 cebolla picada muy fina; perejil recién picado; pimienta; 1 taza de leche; 3 huevos; nuez moscada; 65 gr. de harina; aceita.
Elaboración: Machacar y mezclar en un bol con un tenedor las patatas calientes, el queso, la cebolla, una cucharada de perejil y un poco de sal y pimienta. Añadir la leche templada y mezclar bien.
Agregar las yemas de huevo, una pizca de nuez moscada y la harina, seguir mezclando y remover bien.
Levantar las claras de los 3 huevos a punto de nieve y agregar a la masa, mezclar bien hasta que esté todo perfectamente unificado. Haver bolas redondas del tamaño de una nuez ayudándonos de una cuchara.
Poner a fuego medio una sartén con abundante aceite. Cuando esté caliente, freír las bolas de 4 en 4 dando vueltas con una espumadera hasta que estén doradas por igual. Sacar sobre un papel absorbente. Servir a continuación calientes sobre una fuente.

Plato principal
Albóndigas de carne picada con patata (página 42)
Ingredientes: 500 gr. de carne picada; 1 cebolla mediana rallada; 2 cs de pan en remojo y escurrido; 1/2 limón exprimido; 2 huevos batidos; 1 patata mediana rallada; pan rallado; sal; 1/2 vaso de aceite; pimienta y perejil picado.
Elaboración: Mezclar la carne, la cebolla, el pan en remojo y el zumo de limón. Triturar la patata con una batidora, añadir los huevos batidos y mezclar con los ingredientes anteriores.
Con esta mezcla las manos humedecidas, hacer albóndigas en forma de nueces.
Pasar por huevo batido, seguido por pan rallado y freír en una sartén con el aceite a fuego medio de 4 en 4. Sacar y escurrir.
Presentar en una fuente y acompañar con una ensalada de tomate y lechuga.

Patatas con pollo y yogur al horno (página 49)
Ingredientes: 1 pollo; 1 cs de mantequilla; 2 limones (su zumo); 500 gr. de patatas peladas y partidas en rodajas; 1 yogur natural; 1 vaso de agua hirviendo; pimienta recién molida; perejil para adornar; 1 limón y sal.
Elaboración: Cortar el pollo en cuatro cuartos eliminar el caparazón y salpimentar.
Poner en un molde circular untado de mantequilla las rodajas de patata, el pollo y el zumo de limón, y cubrir con el yogur.
Tapar el molde con papel de aluminio untado con mantequilla y meter en el horno, previamente calentado unos 5 ó 10 min., 180ºC durante 15 min., a media cocción abrir y añadir un vaso de agua hirviendo.
Dejar enfriar un poco, quitar el papel, desmoldar sobre un plato grande y adornar con rodajas de limón y perejil.

Chancho Luis (página 139)
Ingredientes: 4 solomillos de cerdo; 1 lata de cerveza negra (preferentemente Guinness); 4 cs de miel; sal; pimienta recién molida y aceite de oliva.
Elaboración: Salpimentar los solomillos. Poner una sartén a fuego vivo con 1 cs de aceite. Cuando esté muy caliente echar los solomillos, justo dorar por un lado, dar la vuelta y dorar por el otro (vuelta y vuelta).
Bajar el fuego y agregar la cerveza hasta cubrir los solomillos. Dejar hervir, retirar con una espumadera la espuma que se forma. Añadir la miel y remover hasta emulsionar la salsa dando vueltas a los solomillos.

Pizza (página 373)
Ingredientes: 1 sobre de levadura; 1 vaso de agua tibia; 1 vaso de agua fría; 500 gr. de harina; 3 cs de aceite de oliva; sal. Para el relleno: 750 gr. de tomate; 3 dientes de ajo; 2 cs de orégano; aceite de oliva; 125 gr. de queso mozzarella; sal.
Elaboración: En un vaso de agua tibia hasta la mitad, deshacer la levadura, tapar y dejar reposar 10 min.
Encima de una mesa lisa, mejor de mármol o granito, poner 125 gr. de harina con un poco de sal, hacer un hoyo en el centro, echar el resto del agua tibia y el agua fría, la mezcla que tenemos en el vaso y 3 cs de aceite.
Añadir poco a poco otros 250 gr. de harina hasta formar una pasta consistente. Amasar con las manos y formar un bollo.
Enharinar la mesa de mármol y amasar el bollo con los nudillos de las manos de 8 a 10 min., incorporar poco a poco el resto de la harina hasta formar una pasta suave y elástica.
Poner la masa en una fuente previamente aceitada, tapar con un trapo durante 2 horas hasta comprobar que la masa ha subido y doblado su volumen.
Con la masa, formar un disco con la palma de las manos, presionar y dar vueltas hasta que quede extendida y plana.
Mientras, calentar el horno. Poner la pasta en una placa de hornear con unas pinceladas de aceite y harina, colocar sobre ella el tomate pelado sin papitas y picado en cuadrados y los ajos partidos muy finos; espolvorear con sal y orégano.
Verter por encima un chorro de aceite y meter al horno a unos 200ºC hasta dorar unos 8 ó 10 min. Cuando hayan transcurrido 5 min., abrir el horno y espolvorear toda la superficie con el queso rallado, volver a cerrarlo hasta que el queso esté fundido.
Sacar, dejar reposar 3 min. y servir a la mesa.

Postres
Cocadas (página 158)
Ingredientes: 200 gr. de coco rallado; 1 l de dulce de leche o leche condensada; 500 gr. de galletas maría.
Elaboración: Poner las galletas molidas en un bol y añadir el dulce de leche. Remover y amasar hasta formar una pasta seca.
Con la ayuda de una cucharilla forman bolitas pequeñas del tamaño de una avellana y rebozar con el coco rallado.
Meter en el frigorífico durante 2 h como mínimo.

Crêpes (página 345)
Ingredientes: 8 cs de harina de trigo; 2 huevos; 2 cs de aceite de oliva; 1 vaso de leche; 2 cs de Gran Marnier; mermelada; sal.
Elaboración: Poner en un bol la harina con un poco de sal, añadir poco a poco los huevos batidos y el aceite, y remover con una espátula hasta formar una masa homogénea y fina.
Verter el Gran Marnier y la leche sin dejar de remover. Tapar con un trapo y dejar reposar durante 2 horas.
Poner en una sartén a fuego medio con unas gotas de aceite (sólo mojar la superficie), y cuando esté caliente, echar 2 cs de la masa, inclinar la sartén para que cubra todo el fondo, y al cabo de 1 min. dar la vuelta con una espátula, con cuidado de que no se rompa, y hacer otro minuto.
Sacar y colocarla en una fuente caliente. Continuar así hasta terminar todas las crêpes, engrasar la sartén para cada una.
Poner un par de cucharadas de mermelada en cada una de las crêpes, enrollar y pasarlas a una fuente caliente. Servir a la mesa acto seguido para tomarlas templaditas.

Lo probaré un día de éstos, y ya comentaré el resultado.


Delgadito - La Rabia

26.9.09

Lucía

(Día 260)
La Paz.- Me sorprende un trueno encerrado en casa. Tras el segundo estruendo, se precipitan las gotas de lluvia sobre el tejado metálico del primer piso de mi departamento. El mejor contexto para empezar a pensar, y, sobre todo, escribir.
Esta noche me quedé despierto hasta tarde. Tarde para mí, claro, o sea, las tres y media pasadas.
Escribí. La velada de flamenco/rumba de anoche me dejó tocado. Justo en ese momento en el que la cantante, propietaria del lugar, decidió preguntar mi nombre en medio de un concierto en el que tarareé todas y cada una de las canciones, y cuando unió en su repertorio dos temas tristes de desamor. Si Lucía de Serrat ya es una canción triste, al margen de todas las connotaciones que pueda tener, Y sin embargo te quiero, esa que Sabina decidió incluir en su Nos sobran los motivos en la voz de una espléndida mujer, acaba siendo el detonante para empezar a cortarse las venas y dejarse morir de amor.
Nunca creí en las casualidades. Las cosas pasan por un motivo, sea cuál sea. Y que esas dos canciones sonaran juntas, como una sola, no podía ser porque sí.
Así que, desde ese momento, me alejé de las palmas (tengo que confesar que a excepción de Como un burro amarrado a la puerta del baile de El Último de la Fila, y su célebre frase
que sóc de Barcelona i em moro de calor) y empecé un viaje de evasión del lugar.
Un rayo ilumina mi
living oscuro, y pongo en mi iTunes el recopilatorio de Sopa de Cabra, el del concierto al que no pude ir por petit, el que me ponía en momentos de depresión en mi tardía adolescencia.
Ayer escribí. Pura basura, que no va a ser hecha pública nunca; en parte, porque a eso de las tres decidí borrarlo todo y no dejar rastro de tan pésima unión de letras.
Pero, conociendo el contexto del que venía, ya se puede imaginar usted de qué trataba.
Justo ahora revisaba los últimos microcuentos que escribí, cuando todavía tenía inspiración. Evidentemente, ninguno me gustó, a todos les veo fallas. Y me lamento de no tener la... como se llame, para volver a escribir.
Ayer llegué a la conclusión que el trabajo en la oficina me consume. No sólo por las horas que le dedico, que son muchas, sino por la decadencia de mi escritura. No le veo ninguna gracia a lo que escribo, todo suena monótono y pesado. Y me cabrea, porque antes, por lo menos, me gustaba lo que escribía, aunque ahora releyendo me parezca una mierda. Ahora, ni eso.
Y creo que me afecta a mis sensaciones actuales. A lo que siento, a lo que vivo. No sólo el hecho de que no pueda/sepa escribir, sino al hecho de ser un ser insulso. El estar cansado de todo, de querer que terminen las cosas de una vez, de renovarme de nuevo. Justo lo que venía a conseguir en La Paz, y que parece que no consiga. O no consiga como quiero.
Eso, obviamente, afecta a mi forma de ver las cosas. Y potencia mi inestabilidad, ya que por no preocupar a los que me rodean y, quizá para engañarme a mí mismo, muestro caras completamente opuestas en poco tiempo.
No sé ni lo que escribo. Estoy convirtiendo esto en un espacio de autocomplacencia en vez de seguir siendo, como hasta ahora, un pseudodiario de mis aventuras por La Paz. Pero no puedo desperdiciar el momento, el repicar de las gotas de la lluvia sobre el asfalto. Tengo que seguir escribiendo, al menos hasta el próximo trueno.
Lo que decía, que llevo una semana de perros. Y por eso, en este momento, quería pedir perdón por todo lo que pueda haber causado con mi actitud.
Aunque, como dije antes, ahora mismo pienso que las cosas suceden por algo. No sé si para bien o para mal, pero pasan por algo. Espero que sea para seguir en una supuesta evolución personal. Y, espero también, que para seguir una supuesta evolución matrimonial. Aunque no sea un buen momento, obviamente.
Suena el último trueno, mientras el iTunes reproduce Podré tornar enrera, la última canción del disco. Así que, por hoy, se acabó.
Y perdón por un texto que, ni es para este blog ni tenía que haberse escrito. Nunca quise hacerlo tan personal como se ha ido convirtiendo con el paso del tiempo. Pero lo necesitaba.

Lucía - Joan Manuel Serrat

25.9.09

Rendición

(Día 259)
La Paz.- De acuerdo, lo entendí. Me rindo. No voy a hacer más: hagan de mí lo que quieran. Me convertiré en un muñeco de trapo, un autómata sin pensamientos. Encajaré los golpes lo mejor posible, prometo no responder.
Quizá así, sin oponer resistencia, vayan mejor las cosas.

Please, make me like you want - Ben Harper

24.9.09

Mierda

(Día 258)
Wancollo.- Hoy cometí un error. Bueno, de hecho fue la culminación de unos días de mierda.
Y, es que en medio de un acto perdido por el Altiplano, tras más de una hora y media de bus hasta un lugar que prometía algo que no apareció, y tras una llamada desesperada, y tras dos discursos de bostezo, en un momento de silencio del tercer discurso de la jornada matinal, se oye mi voz diciendo, textual, que me importa un carajo lo que está diciendo, soltando toda la tensión acumulada desde hace días y que casi provoca una pelea entre los campesinos del lugar y yo.
Pero no decía ninguna mentira, y, en esta frase, estaba incluida toda la ira, el estrés y odio hacia todo lo que durante estas semanas me ha estado torturando, haciendo que cada día que pasaba fuera más mierda que el anterior.
Que se vayan todos y todo al carajo, que me dejen tranquilo.

Walk away - Ben Harper

23.9.09

Funeraria

(Día 257)
La Paz.- Con las tardes sin nada qué hacer, más por pereza que por opciones, me dedico a sentarme frente a mi ordenador y dejar pasar el tiempo hasta la hora de la cena. En los últimos días, sin embargo, el descubrimiento de las tres primeras temporadas de Six feet under cambió la rutina, y en menos de una semana las vi todas.
Es una serie realmente buena, muy recomendable. Y no sólo por la vida de una familia en una funeraria, sino que todo el mundo de las relaciones personales es algo que lleva a pensar. Trato de adoptar lo mejor de cada una.
Por si me sirve de algo de ahora en adelante.

Sálvese quién pueda - Vetusta Morla

22.9.09

Locutorio

(Día 256)
La Paz.- Tras huir de la oficina, y el verbo no es aleatorio, ando medio perdido por la ciudad como solía hacer por Barcelona. Mientras pasa el tiempo, cada vez siento que no puedo hacer lo mismo que hacía allí, ya que tengo que ir con cuidado de tener siempre un punto de referencia para no perderme y tener que pasar la vergüenza de preguntar a alguien dónde me encuentro. Así que recorro calles conocidas, miro escaparates repetitivos, saludo a gente que era obvio que me iba a encontrar.
Pero la peor sensación es cuando entro en el locutorio, abro la puerta de una cabina con un teléfono demasiado antiguo y garabateado por bolígrafos que, seguro, dejaron de funcionar hace tiempo, y marco un número que tengo apuntado en mi libreta. Me siento como un inmigrante que espera la hora adecuada para poder llamar a su tierra natal, para ver como está la esposa que dejó en su país para tratar de conseguir un buen trabajo, aprovechar las oportunidades que le brinda su nuevo sitio, para después construir un futuro mucho mejor, una vez se pueda reunir de nuevo con el ser querido.
Sí, claro, es diferente; pero la idea de base es la misma.

Otra llamada - Manos de topo

20.9.09

Lectura

(Día 254)
La Paz.- Pese a que prometí que este mes aprovecharía los fines de semana para salir, conocer, descubrir y tantas otras cosas, no tengo ganas. De hecho, me he convertido en un ser totalmente casero, que no quiere salir del reducto conocido. Hoy, de hecho, casi no me levanto de la cama si no fuera porque tenía que comer algo.
He cambiado tanto que, lo que antes era habitual, ya no lo es. Quien más o menos siga este humilde
dietario, verá que hace demasiado tiempo que hay dos libros en mi mesilla de noche. Pero es que no tengo ganas de leer. Ni de escribir, ni de andar, ni de salir, ni de nada. Simplemente, difrutar del paso lentísimo del tiempo, hasta que vuelva a aparecer un lunes de oficina que de entrada a una semana de monotonía, que culmine en un viernes insulso y preludio de un fin de semana de cama y sueño.

We are all accelerated readers - Los Campesinos

19.9.09

Cigarrillo

(Día 253)
La Paz.- Enciendo un cigarrillo y lo dejo en el cenicero. No sé por qué lo encendí, no tengo ganas de fumar. Pero parece que la lluvia torrencial que cae, como casi siempre que llueve, me ha despertado las ganas de escribir, y sin un cigarro no es lo mismo.
Ya llevo días sin saber qué me pasa. No tengo ningunas ganas de socializar, quiero estar solo, y sólo contadas compañías me animan a salir de mi reclusión en una casa que, ahora vacía, me parece más grande de lo que realmente debe ser.
Hace tiempo que planeé escribir una novela. La verdad, es que hace demasiado tiempo que me he propuesto escribir un libro, pero todo lo que ha sucedido durante este tiempo... A veces siento que la vida que estoy viviendo forma parte de una novela que alguien escribió, y me propuse escribirla yo también. Es como un cuento que no controlo pero que quiero recordar. Me cuesta conocer todos los entresijos, demasiado concentrados en tan pocos días. No creo que pueda hacerlo nunca, pero quizá esta noche, demasiado negra y húmeda y solitaria, me pueda ayudar, por lo menos, a proponérmelo.
Tomo un trago de Sprite, algo nada bohemio teniendo en casa una botella de ron a medias de la última fiesta que hubo en casa, pero ayuda a engañar a mi estómago, quejoso desde hace algunas semanas porque no como lo que debería ni cuando debería.
Quizá algún día llegue a escribir algo. Pero nunca algo tan preciso como el lento crepitar de un cigarro encendido, ni el gris perfecto del humo que se eleva desde mi boca tras una bocanada de un pitillo que poco a poco se consume en el cenicero y se convierte en un cilindro de ceniza que al final caerá cumpliendo leyes de la física que alguien descubrió.

Home life - Shearwater

17.9.09

Vídeo

(Día 251)
La Paz.- Desde que llegué sabía que mi rol iba a ser ese. Por eso, desde el primer momento, me hice cargo de ello, siendo el responsable del material y de la gestión.
Pero editar dos horas de vídeo con el Windows Movie Maker sin un guión establecido, sólo con las pocas ideas que llegan por descuido, es demasiado. Porque, además de no poder escribir nada en un par o tres de días, toda la creatividad queda anulada, convirtiéndome en una simple máquina de cortar y pegar clips imposiblemente registrados.

Video killed the radio star - The president of United States of America

16.9.09

23

(Día 250)
La Paz.- El día 250 de mi exilio empieza, realmente, el 249 a las 22.23 de la noche.
Cena de picoteo francés. Suena El Chaval de la peca, José Luis Rodríguez "El Puma", Los Auténticos Decadentes, Calamaro y Sabina. Vuelvo a casa en taxi tras sacar por la boca el alcohol que bebí. Pongo la llave en la cerradura, todavía mareado y con unos inventos bacterianos bajo el brazo. No recuerdo cuando me duermo.
Me despierto descolocado, más pronto de lo habitual. Siento la luz del sol del amanecer que se filtra por mis cortinas mal cerradas. Abro el correo electrónico, y tengo mensajes desde las tres de la mañana. En el primero aparecen todos. En el segundo ella, haciendo un ridículo adorable intentando cantar una letra aprendida en los últimos días en un fondo festivo. Caen algunas lágrimas por las mejillas. Hay otro archivo, que leo sin gafas y con los ojos todavía empañados y llenos de legañas. Caen algunas lágrimas por las mejillas.
Me dejo el celular en casa, el peor día para hacerlo. Llego a la oficina y me llueven bendiciones, besos y abrazos. No hago nada del otro mundo. Tomo un almuerzo de 0-0 con buena imagen ante un rival pésimo que no dejó jugar. Miro fotos de mineros, inspiro, expiro fuerte contra unas pocas velas, lleno mi nariz de crema, beso con sabor a café. Cena para tres con atraco, algo de mí se convierte en leyenda. Miento. Ando por la calle dos cuadras hacia arriba, giro a la izquierda, giro a la derecha. Entro a casa, y me duermo profundamente y empieza un sueño indudablemente más maduro y delgado, intentando que pase rápido el día pero que, a su vez, quede en el recuerdo para siempre.
Maldito tiempo. Malditos 23.

Birthday preparation - Yann Tiersen

15.9.09

Taxistas

(Día 249)
La Paz.- Siempre hay prejuicios con todo. Queramos o no, existen, aunque algunos, queriendo parecer políticamente correctos, lo nieguen hasta siendo torturados.
Uno de ellos, por ejemplo, que todos los taxistas de Barcelona ponen en su radio la frecuencia de la COPE. Eso, es un prejuicio, porque los habrá que la escuchen, ciertamente, otros que prefieran la objetividad en sus radios, u otros que odien la radio y pongan el casette que le regaló su hija con los clásicos de El Canto del Loco, para que se vaya acostumbrado para el próximo concierto al que se tenga que ir.
Pero lo que no es un prejuicio que los taxistas de La Paz no saben conducir. De mi casa a la oficina hay, andando lentamente, cinco minutos, y en ese trayecto casi me atropellan dos taxis diferentes. Y eso que, pese a que me he acostumbrado a cruzar por donde quiera y sin fijarme en nada, esta vez miré atentamente los escasos semáforos para pasar en el momento oportuno.
Pero eso, por su parte, me permite descargar toda la adrenalina que llevo dentro. Así que hoy les he insultado sin parar, diciéndoles de todo. Uno hace el amago de salir del auto; le miro con cara de asesina de 'indio de mierda, no puedes conducir algo que viene de un país desarrollado' y sigo con mi camino.
Un día van a salir de verdad, y será uno de los mejores días, ya que podré descargar toda la rabia hacia los taxistas que llevo acumulando desde que llegué.

Aunque después están majezas como Samuel, que tan pronto te levanta el pulgar en señal de aprobación, te abraza en el momento que estás a punto de llorar, pone su mejor cara de perro o se convierte en tu confesor.

Drive my car - The Beatles

14.9.09

Inca

(Día 248)
Yanacachi.- Cada vez tengo más claro que si no estuviera en Bolivia no podría estar en otro lugar. Todo lo que envuelve este país es fascinante, quizá porque nunca hubiera imaginado que sería así.
Debo confesar que, desde el momento que me dijeron que tendría que vivir un año cerca de los Andes y del Titicaca, me negué a mí mismo conocer nada de lo que había. Prefería un choque frontal con la realidad del lugar, más que seguir las directrices de la Lonely Planet.
Así que ahora, a casi 4.000 metros sobre el nivel del mar, me sorprendre la ruta del Inca, que durante tres días pasa de esa altura a casi 2.500 metros. Y que haya ancianos que recorran ese trayecto cada semana para llegar a la carretera más cercana, y que sigan vistiendo como siempre, y que crean en lo que son y no en algo impuesto.
Me apasiona Bolivia. No me importaría quedarme a vivir aquí. Quizá es que, poco a poco, estoy encontrando La Paz que buscaba.
Aunque tener el documento para serlo sea tan complicado.

El cóndor pasa - Inti Illimani

13.9.09

Siesta

(Día 247)
La Paz.- Me levanto hace cinco minutos todavía con sueño. Así que decido que, hoy, será el día de la siesta. No haré más que dormir, y eso que tenía pensado hacer muchas cosas. Como, por ejemplo, dormir. Y así mi fama de dormilón puede crecer sin control.

Sleeping in - The Postal Service

12.9.09

Toby

(Día 246)
La Paz.- Nos compramos una cajita Toby y, por fin, tengo un muñeco-hucha barrigón, con sombrero rojo, ojos celeste, camiseta amarilla, cinturón marrón, pantalón azul y mocasines negros.
Lo tenía que decir.

Kids - MGMT

11.9.09

Jazz

(Día 245)
La Paz.- Con el Thelonious lleno, cinco alemanes suben a un escenario improvisado con tablas de madera cubiertas por una tela magenta. Arrinconados en una mesa escondida tras un pequeño muro de ladrillos, pedimos las primeras cervezas de la noche.
Los chicos (y la chica del trombón) son jóvenes, realmente jóvenes. Creo que el más chiquito es el batería: un prodigio con las baquetas en la mano, pero que su cara de niño nos hace recordar al pequeño protagonista de Love Actually quien, por cierto, también era (o quería ser) batería.
Empiezan a tocar y, de repente, paran. El saxofonista no puede esconder su acento germano cuando advierte que sólo era una prueba de sonido, y que se puede seguir hablando sin problemas mientras acaban de detallar los últimos arreglos. Pero es imposible: baja el volumen del bar esperando que, de una vez, empiecen a tocar.
Mezclan funk y jazz, aunque algunos temas suenan un poco pop. Y son realmente buenos.

Si el mundo fuera azul, los sapos verdes tocarían jazz.

If you really wanna boggie - The forty nighters

10.9.09

Pezón

(Día 244)
La Paz.- Pensaba que, tras un mes de agosto realmente aburrido, la entrada de septiembre sería diferente.
Pero no. Parece que Bolivia se ha detenido en el tiempo y en el espacio. Tras el frenesí de los primeros meses del año, parece que están guardando todas las fuerzas para dentro de un par de meses, cuando empiece la campaña electoral para reelegir al Evo como presidente.
Si, suena un poco prepotente, pero a estas alturas nadie duda de que el Evo volverá a ganar las elecciones y alargará su mandato unos cuantos años más. Aunque se tendrá que esperar para saber el porcentaje. En unas semanas prometo hacer mi apuesta.

Así que -volviendo a lo que estábamos-, septiembre es de nuevo un mes perro. Y no nos queda más que tocarnos los pezones a falta de trabajo y de ganas de hacer cosas. Acción que algunos desarrollan durante todo el año, ya que seguramente se están preparando para ganar las olimpiadas de la categoría.

Porno disaster - The octopus project

9.9.09

Desastre

(Día 243)
La Paz.- Leo en un periódico deportivo que hoy, 9 del 9 del 9, es el día del delantero. Curiosa coincidencia, ya que hoy hay partido de la selección tras unos últimos encuentros penosos. Desde la victoria frente a Argentina por 6-1, todo han sido derrotas. Lo que demuestra que, cuando se ganó a Maradona, Bolivia vivió un espejismo.
Ecuador, objetivamente, tampoco es una potencia mundial en esto del fútbol. Pero cuando salta al Hernando Siles, con la camiseta amarilla y teniendo delante a Bolivia, parece Brasil. Juegan rápido cuando lo necesitan, ralentizan el juego a su merced, anotan goles de bandera.
No era tan ingenuo como para esperar una goleada de la verde, pero si que esperaba un empate con goles bien digno. Pero ni eso. El día del delantero fue sólo para los ecuatorianos, que anotaron tres tanto en cuatro intentos claros. Un desastre, vaya.
Y, con Bolivia más hundida en la miseria (y en la tabla) que nunca en estas eliminatorias, salgo de la cabina de prensa, me encuentro con un grupo de aficionados esperando que salgan los jugadores bolivianos para insultarles y apedrearles tras una nueva decepción, y me quedo con ellos a esperar. Estoy indignado.
Fuera Sánchez, jugadores a Chonchocoro, queremos vuestras cabezas.
Colla d'inútils.


Bad day - R.E.M.

7.9.09

Hora

(Día 244)
La Paz.- Llego sin prisa, saliendo tarde de casa a sabiendas de que, en Bolivia, nadie hace caso del reloj. Muchos se quejan de la impuntualidad de los bolivianos, que acuerdan una hora para aparecer, como muy pronto, tras treinta minutos de espera. Y, si en un ataque de desesperación al acabarse la paciencia, pruebas de llamar para ver si pasó algo, la respuesta siempre es que quedan dos cuadritas para llegar, con lo que hay que calcular diez minutos más de espera. Es la archiconocida hora boliviana.
Eso sí, cuando les interesa son puntuales a más no poder. Y, si convocan a una conferencia de prensa a las 11 y ese día hay prisa, por x motivos, si a las 11.01 no ha aparecido el susodicho personaje que llamó para hablar, los nervios empiezan a aparecer.
Y se produce un fenómeno indescriptible, una protesta simple y, a su vez, poco efectiva. Salen de entre el montón de periodistas gritos de 'hora', como queriendo presionar para que, de una vez por todas, acabe la espera. Hoy, además, se pusieron de acuerdo y cuatro o cinco chillaron a la vez, con lo que la voz rebotó entre las paredes de un pequeño salón de hotel y se quedó allí, sin que saliera fuera de ese habitáculo y se proyectara hasta cinco pisos más arriba, donde estaba el personaje en cuestión.
Al ver que no hay respuesta, y tras un intento de plante, me río por dentro porque yo, en 241 días, he aprendido antes que ellos que lo mejor para una conferencia de prensa es llevarse un libro y esperar. Con suerte, se puede acabar esa lectura que tenías a medias desde hace tanto tiempo.

El tiempo, el implacable, el que pasó - Pablo Milanés

6.9.09

Pelo

(Día 240)
La Paz.- Tras la noche de ayer, por los pelos llego a despedirle en su marcha. Se va, cierro la puerta, y la casa vuelve a quedar sola. Ahora, me parece que para más tiempo. Necesito tiempo para mí.
Y, en este cambio de ciclo, y después de algunas semanas de retraso, me cortan el pelo. Tras los nervios iniciales, los errores en el flequillo, las risas del peinado de fraile, los arreglos de los recién llegados, el resultado es más que aceptable. Aunque me tendré que peinar todos los días, y aunque la parte de detrás, en uno de los momentos de máxima tensión, haya quedado más recortada de lo previsto al no controlar la potencia de la máquina.
Almorzamos pasta con pollo y salsa blanca, leemos y reímos con los reportajes de una Cosmopolitan de marzo de 2008, jugamos incontables partidas al UNO.
Vuelvo a casa todavía medio dormido del madrugón de esta mañana. Me siento frente al ordenador, sin muchas ganas de hacer nada, y pese a que mi nueva condición de soltero en el departamento me había obligado a cocinar algo, me resisto, reordeno los cables que se esparcían por el comedor, y subo el portátil a mi habitación. Me tumbo en la cama, escribo, me duermo. Con la cabeza un poco más fresca.

Suéltate el pelo - Hombres G

5.9.09

Ajenjo

(Día 239)
La Paz.- Empezamos la tarde maldiciendo la pésima actuación de la selección boliviana ante Paraguay (pierde 1-0 de penalti dudoso); seguimos lamentando la mala suerte de Maradona al frente de una Argentina irreconocible y nos ponemos tristes cuando, tras el 0-2, le aparecen las primeras lágrimas en los ojos, impotente de ser humillado en su propia casa.
Pasan los minutos, y subimos a un taxi para ir al Etnocafé (del que ya hablé hace unas semanas). Seguidores del ciclismo como somos, sin llegar a ser expertos, pedimos sin pensar un tour boliviano, como la primera vez que vinimos. Y, para no quedar mal, pedimos un segundo, para acompañar las dos pizzas cuatro quesos que hemos pedido y que nos sorprenden con un sabor espectacular.
Ya con el ajenjo en el cuerpo, que nos afecta más de lo que pensamos, decidimos seguir la fiesta plenamente boliviana en un boliche donde sólo suena música folclórica (boliviana), y el licor yungueño que nos sirven, sabiendo que es traicionero, nos acaba de aplatanar. Así que vamos pronto a dormir, pese a las reticencias de algunos de los acompañantes, porque al día siguiente hay que subir a un avión temprano.
Como es una despedida, termina la noche con unas fotos en grupo de recuerdo.
Y, aunque no lo sea, parece una noche de sábado más.

Another saturday night - Cat Stevens

4.9.09

Evangelio

(Día 238)
La Paz.- Media hora después de entrar a la oficina, en un día que no hay nada de nada, sorprende una conversación en la oficina.
Justo tras entrar por la puerta blanca, a mano izquierda el bote de alcohol en gel para desinfectarse las manos por la gripe A, miras más allá, también a la izquierda, y te la encuentras frente a su ordenador, la mesa llena de facturas y papeles y las tijeras que Lorena utiliza para cortarme el pelo en momentos de aburrimiento extremo. Si te fijas bien, en este preciso instante (deben ser las 9.32, aproximadamente) está sentada en su silla con ruedas negra, mirando a una mujer bajita, de voz estridente y casi ininteligible por la falta de vocalización, o quizás por una timidez exagerada. Disimulas, y vas al cuarto del almuerzo (no se le puede llamar cocina, ya que tras alguna demanda todavía no tiene ni un triste microondas) y preparas tu especialidad: agua caliente con leche en polvo y cacao en polvo. Y mientras hierve el agua, escuchas con atención y disimulo como discuten acerca de las diferencias entre los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, y como puedes leer cualquier pasaje de cada uno de ellos sin perderte ninguna parte de la historia de Jesús de Nazaret; que da igual si lees el sermón en la montaña de Mateo o la de Marcos, que los dos vienen a decir lo mismo, y, además, si lees los dos, verás que cada uno aporta un detalle diferente.
A parte de la conversación, que nunca hubiera pensado que escucharía, piensas que a la vez de una teológica explicación es una lección de periodismo: lee más de una historia, más de un reporte, que cada uno te dará un detalle diferente y podrás corroborar lo realmente cierto y llegar hasta el final, hasta la comprensión total.
Por la tarde, bañado en sudor en la sauna de vapor, goteando la barba que tendrías que afeitarte en breve y con el bañador pegándose a la piel, oyes otra conversación que te interesa: un abogado boliviano le cuenta a su amigo que, en una semana, se va a Barcelona a buscarse la vida, y, además, a escapar de una Bolivia que ya no le aporta nada. Y decidió ir a Barcelona a buscarse a él mismo, a encontrarse, a saber quién era, qué quería de la vida.
Justo el trayecto contrario del que hice yo para buscar La Paz, y todo lo que le cuenta entre sudor y vapor y un olor a hierbas aromáticas que ahoga.

Religion I - Kid Loco

2.9.09

Abajo

(Día 236)
La Paz.- Hacía mucho, mucho tiempo, que no llovía en La Paz. De pronto el cielo se oscurece, en un día que no amaneció muy apetecible, y caen las primeras gotas avisando a los que se dejaron el paraguas aparcado en cualquier rincón de casa que hoy, precisamente hoy, era el día para desempolvarlo y sacarlo a la calle. Evidentemente, no hago ni caso y pese a los primeros indicios no vuelvo a casa.
Y salgo de la oficina, tarde como siempre, y se oyen los primeros ruidos de agua rebotando en el asfalto, cada vez más intensamente. Bajo las escaleras hasta la calle, y desde el cristal de la puerta de entrada al edificio empiezo a ver gente agachada y cubriéndose la cabeza.
Por suerte agarré mi suéter amarillo, el que lleva capucha, y me la pongo y ato al cuello para que, con el viento no salga y me moje el (cada vez menos espeso y más desaparecido) cabello.
En las dos cuadras que llevan a mi casa, numerosa gente mira hacia abajo evitando que las gotas de lluvia le nublen la vista. Siempre me sorprendió el acto reflejo de agachar la cabeza cuando llueve. No sé donde lo escuché por primera vez, pero desde entonces me fijo si alguien levanta la cabeza como si nada al notar la lluvia en su cuerpo.
Y me doy cuenta que ni yo tengo ganas de levantar la mirada. Me quedo mirando hacia abajo, viendo como el agua, por los canales que espontáneamente se crean en los bordes de la calzada, se despide a velocidad vertiginosa hacia las cloacas.

Llueve sobre mojado - Joaquín Sabina & Fito Páez

1.9.09

Pollo

(Día 235)
La Paz.- Esperando que empiece el entrenamiento de la selección boliviana, de nuevo único tema de trabajo hasta que pase una nueva jornada de eliminatorias, nos damos cuenta que todavía no hemos almorzado.
Así que entramos, entro por primera vez, en los famosos Pollos Copacabana. Fast-food de pollo frito, lo que sería la delicia de Ramoncín.
Quede de antemano que, por lo menos en La Paz, no hay McDonald's. Ni uno. Sólo un par de Burguer King, y ya. El resto, puestos de pollo frito, salteñas y empanadas.
Así que entramos, y, para llevar la contraria, pido una hamburguesa, sin nada de pollo, por favor. Y refresco grande, con patatas. Y, si venden alguna entrada para algún concierto masivo, también. Como cuando vinieron los Cadillacs, y pusieron delante del escenario un tipo disfrazado de pollo gigante que casi se cae al tropezar con un cable de una Coca-cola gigante.

El pollo frito - Manos de Topo