31.5.09

Prado

(Día 142)
La Paz.- Un domingo cualquiera en La Paz, sin mucho que hacer. Pero la visita de Pere cambia un poco el panorama, y paseamos por El Prado.
Los domingos se convierte en una avenida diferente. Si en los días laborables es un caos circulatorio, los domingos, cuando se cierra a los vehículos, es una avenida bien linda para pasear. Juegos para niños, tenderetes, teatro callejero, comida rápida. Pasear es una delicia.
Aunque sería más bonito pasear con alguien más. Para disfrutar de los niños jugando, los viejos comiendo helados, y los adultos mirando libros y artesanías.

Astrolabios - Maga

30.5.09

Salú

(Día 141)
La Paz.- Llegan las 21.04 y tomamos la segunda copa, a la espera de que la gente llegue a casa. Digamos que la tortilla no ha salido como esperábamos, el pan con tomate se nos rompe de forma catastrófica, las reservas de alcohol amenazan con no ser suficientes.
Y empieza a llegar gente, al final deben entrar en casa como
treinta personas (o más), y las reservas de alcohol, que avisaron, no son suficientes; aunque se regeneren de forma casi espontánea con la entrada por la puerta de cada grupo de personas.
Y brindamos por todo, bailamos por todo, cantamos por todo, comemos por todo, gritamos por todo, reímos por todo, tiramos vasos llenos de vino por todo.
Salú. Y que vaya bonito.

Mejor dejar para mañana la manera de limpiar todo esto.

Salud (dinero y amor) - Los Rodríguez

29.5.09

Despedida

(Día 140)
La Paz.- Al final será el próximo jueves cuando nos deje, y el cronograma de despedidas es largo, extenso y extenuante. Hoy la primera, con los de la oficina. Mañana con los amigos; el martes otra vez, como adiós del boliche. El miércoles con los otros corresponsales.
Así que nada, a hacer la cuenta atrás. Y esperar que el hígado responda como en las grandes ocasiones.

Go - Pearl Jam

28.5.09

Nyam

(Día 139)
La Paz.- Tras dos o tres días de espera, al final llega. No sé todavía para cuánto tiempo, creo que ni él mismo lo sabe; se quedará en casa sustituyendo al que se va. Me cuenta que Lima es feo, así que lo descarto para una posible escapada de fin de semana.
Pero, lo más importante, es que trae cosas del exterior. Parece que esté recluido en un mundo diferente, pero es que a veces me siento así. Revistas y libros es lo más abultado. Lo más preciado, galletas (Tosta Rica), desayuno (donettes) y droga (fuet). Lo que echaba de menos, vaya.
El mar no lo trajo porque es demasiado grande, supongo.

Banquet - Bloc party

27.5.09

Copa

(Día 139)
Achacachi.- Estando en otro lugar que no fuera Bolivia, seguro que hoy estaría (más) de los nervios. Pero, y siguiendo la frase que más me repito, esto es Bolivia, y justo hoy tengo que viajar por la mañana por trabajo. Igualmente, me disfrazo como merece el día, y al llegar al bus que nos tiene que transportar aviso al organizador que, antes de las 14.30, tendríamos que estar de vuelta. Por si acaso.
Achacachi es un pueblo hermoso, lleno de color. Supongo que porque llega el canciller, y el pueblo se llena de gente por las calles, la plaza está repleta, y se ven más madres con sus hijos de lo normal. Y, por un momento, ver a tanta guagua en su aguayo me evade, y me dejo llevar por la situación. Hasta que acaba el acto, y como estaba pactado, todos corremos al bus para llegar a la hora.
En la vuelta, hablamos de música española, de mitos como Julio, Camilo, Joan Manuel, Ana y Víctor, Miguel, Rafael. Pero, en realidad, yo sólo pienso en el conductor, y en que pise un poco más el acelerador.

Actualización a las 17.00: al final ganaron. Pese a un inicio dubitativo, chillo hasta enloquecer a las 14.57. Corro, salto, tiro una silla; lo que me genera una bronca que evita que, en el segundo, haga lo mismo, y lo cambie por una mordida de la camiseta y la contención de la alegría. Tras el pitido final, llamadas de gente que nunca pensé que me llamaría para felicitar. Ya son tres. Y, entonces, es cuando retomo el trabajo.

Efecte dòmino - u_mä

25.5.09

Dinamita

(Día 137)
La Paz.- Prometían una mañana ruidosa, explosiva. Llegaban tras semanas de caminata, durmiendo donde podían, reivindicando lo que creían, ataviados con sus cascos.
Entraron a La Paz haciendo gran estruendo, y con una expectación máxima. En años anteriores, obligaban a llevar máscaras anti-gas y algodones o tapones en las orejas.
Así que me preparo, la mochila llena de objetos de protección y atento a una experiencia espectacular. Y, al final, los mineros sólo hicieron explotar un cartucho de dinamita cuando estaba a más de 200 metros del lugar, y con la policía como acompañante de lujo de la marcha, sin gas ni amenazas.
Un fracaso, vaya.

La tarda esclata - Mishima

24.5.09

Dissabte

(Día 136)
La Paz.- Parece que me equivoqué, pero no. Tenía pensado hacerlo ayer, y un viaje me lo impidió.
Limpieza de habitación. Fer dissabte, vaja. Orden. Barrer, colocar la ropa ya limpia tras la visita a Washington DC, higienizar el baño. Lavar platos, cocinar para la semana tras comprar los tupper necesarios.
Lo primero que hago es hacerlo un poco más mía: llenar las pocas paredes que dejan libres el ropero y las ventanas con la senyera, y la bandera del MAS que me regalaron ayer; nota mental: falta comprar una wipala. Pegar algunas fotos -todavía quedan algunas-, acreditaciones varias. Las entradas del partido Bolivia-Argentina (6-1); del concierto de Dorian donde Eloy y Marta se conocieron; del de Coldplay en el Sant Jordi y del que hice la crónica; del de Els Pets y que fue el primer concierto “de mayores”; del de Mishima con Bricio; del de Pereza con Cris; del de Facto en Torelló; el de Antònia Font en el Liceu, quizá el mejor concierto. La felicitación de cumpleaños de mis 21 de los amigos de CAU; el dibujo de Alex y Radio Latino; el “autógrafo” de Boukary Dramé; el panfleto de “No a la guerra”.
La letra de “There is an end” de Vero.

El billete sencillo de Metrobus de diciembre.
La señal de “Peligro alces”.

Cualquier otra parteDorian

23.5.09

Color

(Día 135)
Chijchipa.- La primera incursión en la provincia de Yungas es... es... diferente. En un todoterreno anaranjado pasas del marrón del altiplano al gris del interior de las nubes; del gris del interior de las nubes al amarillo blanquecino de las patatas que acompañan a la trucha del almuerzo; del amarillo blanquecino de las patatas que acompañan a la trucha del almuerzo al verde de los helechos; del verde de los helechos al violeta de las flores silvestres; del violeta de las flores silvestres al verde de alguna palmera desubicada; del verde de alguna palmera desubicada al blanco de una gaviota más perdida todavía; del blanco de una gaviota más perdida todavía al negro de los afrobolivianos; del negro de los afrobolivianos al azul del MAS.
Y, del azul del MAS, a la amalgama de colores que visten los indígenas que por primera vez en la historia verán a un presidente de la República en su territorio. Y por eso el color deja paso al sonido: de las risas, de los nervios, de los músicos, de los de seguridad, de los niños, de los periodistas peleando por el mejor sitio para grabar. Y, cuando ya el sonido se vuelve familiar, es el olor el que protagoniza la escapada: olor a cítricos, a plantaciones de coca, a carne para los visitantes, a polvo levantado por los coches, a naturaleza casi virgen.
Y ves la naturaleza y vuelves a pensar en el verde, un verde tan diferente al de las lechugas del supermercado, del verde del estadio de fútbol, al verde del estropajo que reposa sobre el bote de jabón en el fregadero de la cocina, al verde del orégano que se acumula en el armario de las veces que se pide pizza a domicilio, al verde de la pluma estilográfica, al verde de la camiseta de la selección boliviana, al verde del M&M de color verde.
Y piensas cuál será tu color ahora mismo.


Dos hombres con sombreroLori Meyers

22.5.09

Danza

(Día 134)
La Paz.- Viernes por la tarde, ya oscurecido porque cada vez el día se acorta más, y estás tumbado en tu colchón (no hay cama, para quien no lo sepa) sin saber qué hacer.
Enfrente, la pared, sólo decorada con un poster que te regaló Núria de una presentación de una exposición en el Centre d'Art Santa Mònica y uno de la Feria de la Coca, reivindicando que desde hace 3.000 años se pijcha. Una mesa con ruedas que servía para soportar el peso del televisor que bajaste al comedor, las cortinas de un clor amarillo feo en el ventanal justo de delante de la cama.
Te acuerdas de todas las cosas que llevaste para poner en la pared con recuerdos de más o menor toda la gente que dejaste tras tu exilio, y decides salir a buscar algo para poder pegarlo todo ante esa pared tan triste.
Paseando por el centro, recuerdas la entrevista que hiciste ayer a un coreógrafo catalán, y decides ir a ver el espectáculo. Nunca te gustó la danza, siempre dices que no sabes bailar, pero una vez que llega algo de cultura del exterior decides ir a ver qué tal. Además, son paisanos.
Y haces hora y media en una cola donde es necesario tener invitación para entrar, cosa que tú no tienes, y entras como si nada. Te sientas en un incómodo banco de madera en el gallinero del teatro, en un lateral, donde ves a duras penas el escenario.
Empieza tarde, siguiendo la hora boliviana. Y, tras hora y media de saltos, movimientos imposibles de piernas y brazos, de expresividad, de pies descalzos, de emoción, de ritmo, de pausa; sales con la sensación que tampoco estuvo tan mal. Aunque nunca te pondrás un mallot ni unos zapatos de punta ni te agarrarás a una barra para flexionar las rodillas mientras suena cualquier composición de un ruso que no conoces.

Sense el ressò del dringPascal Comelade

20.5.09

Frío

(Día 132)
La Paz.- Finales de mayo y frío. Temperaturas mínimas, necesidad de empezar a usar chaquetas que en Barcelona usabas en diciembre y en ocasiones muy especiales. Te extrañas, hasta que te das cuenta que en el hemisferio sur las cosas van al revés de todo el mundo.
Si en el norte está el calor, en el sur hace frío.

Nit freda per ser abrilManel

19.5.09

Regreso

(Día 131)
La Paz.- Confieso que tenía ganas de volver a La Paz. Como ya he dicho anteriormente, la ciudad tiene algo que hace que se extrañe, que se tenga la necesidad de volver. Aunque ahora la situación es diferente.
No sé si es mejor o peor, pero es. Y la verdad es que la vuelta ha sido mejor de lo que esperaba. El descanso, el alejarme por diez días de la rutina impuesta, ha servido para mucho. Tengo más energía, dicen que más alegre aunque yo no lo note así, aunque yo no lo sienta así.
Pero la verdad es que sí, he vuelto. Y pese a los percances de la vuelta, retornar a mi habitación, a las calles ya conocidas, a la gente que llevo viendo desde hace meses, da una seguridad que, ahora, necesito. Porque sigo viendo mi futuro complejo, lejano, quizá más que antes de irme. Y tener algo conocido, más o menos seguro, es un motivo de alivio.
Me doy cuenta que, en la maleta, me faltan cosas. Igual que cuando voy de viaje tengo la sensación de dejarme cosas, ahora a la vuelta también. Quizá porque no cabían en la maleta, o porque (en este momento) eran imposibles de llevar a La Paz.

De vuelta y vueltaJarabe de Palo

18.5.09

Tormenta

(Día 130)
Miami (EE.UU.).- Sin muchas ganas de volver a casa, a media mañana te despides de los últimos diez días vividos. Paseas hasta que llega el tardío mediodía, y agarras el metro dirección al aeropuerto, cargado de demasiadas cosas y pensamientos.
Empacar la maleta se convierte en un lío por la necesidad de modernizar de las compañías aéreas, que al final acaban por entorpecer el trámite. Y, una vez hecho, sólo queda esperar que llamen al vuelo AA738 con destino Miami de las 18.15 para dejar atrás...
Suerte que te hiciste del club de la aerolínea antes de irte, y pusiste que preferías ventanilla. Vuelas mirando todo lo que va pasando por debajo, a demasiados pies de altura, sin prestar atención a la película que sirven ni a las revistas que habías comprado para el viaje. Pero supones que te duermes, porque cuando vuelves a mirar por la ventanilla ya es de noche y llueve a cántaros. Una tormenta en Miami, cuando recuerdas que en la ida no pudiste salir del aeropuerto del calor que hacía.
El aterrizaje se hace imposible, y sobrevuelas Miami durante una hora a la espera de que San Pedro decida que puedes bajar del avión para buscar la puerta en la que embarcar en el vuelo AA922, destino La Paz. Y, cuando oyes el ruido de las ruedas del avión en contacto con el suelo húmedo del aeropuerto, no piensas que tienes que quedarte una hora y media más dentro del avión esperando que alguna puerta quede libre y puedas salir.
Y tu vuelo a Bolivia se retrasa, hasta el punto que llegarás tres horas más tarde de lo previsto.
Entonces es cuando ves que la tormenta que empezó cuando abandonabas Estados Unidos no es una casualidad.


Stormy weatherThe Kooks

17.5.09

MoMa

(Día 129)
New York (EE.UU.).- En el segundo de dos días que estás en Nueva York, te vuelves a levantar tarde porque te quedaste hablando hasta tarde el día anterior. Así que los planes de la mañana, también desaparecen.
Almuerzas con amigos extrañados en un lugar cubano, y tienes toda la tarde por delante, hasta que sale el bus de vuelta, para visitar algo. Sólo por el simple hecho de haber dicho que has visto cualquier cosa y no quedar como un pendejo que en Nueva York y se ha dedicado a comer, sin ver el puente de Brooklyn o la Estatua de la Libertad.
Pero no apetece nada. En los paseos precedentes no te ha sorprendido nada, todo tan igual a las películas. Sí, edificios de infinidad de plantas, taxis amarillos, gordos llenos de grasa de hamburguesas de fast-food... pero nada más.
Así que decides ir al MoMa, y empaparte de un poco de arte, como hiciste en Washington, para solventar el problema que tienes en La Paz. Y te vuelve a fascinar el arte contemporáneo, y ya tienes algo que contar. Porque ni el regreso por la 5a avenida ni el paso por Times Square te llenan de algo nuevo.


Estatua de la LibertadManos de Topo

16.5.09

NYC

(Día 128)
New York
(EE.UU.).- El viaje, aunque cómodo, fue cansado, y el primero de dos días que estás en Nueva York pasas media mañana en la cama, durmiendo. Así que la mitad de los planes organizados desaparecen, algo a lo que te has acostumbrado en tu visita a Estados Unidos.
Realmente, no tienes ganas de visitar nada. Sólo pasear, recuperar tiempos y compañías perdidas. Ni te interesa que estás viendo, aunque mucha gente estaría deseando estar en tu lugar, con buena compañía y una buena ciudad para visitar cosas. Bah. Tan poco te interesa que ni recuerdas el nombre de los sitios por los que pasas, ni las calles, ni nada. Sólo con quién estuviste. Y eso te basta.


Englishman in New YorkSting

15.5.09

Hamburguesa

(Día 127)
Washington DC
(EE.UU.).- Washington DC no es una ciudad para estar de turista más de tres o cuatro días. Y como es el séptimo (!) que estás en la ciudad, no tienes nada que ver, nada que te llame la atención. Así que en casa estás mucho mejor. Tumbado en la cama, vagueando, hablando de todo y de nada, durmiendo las horas que no dormiste durante la semana, recuperando energías tras el trajín de la noche anterior.
Decidís comer ham-burguesas para almorzar, no podía ser otra cosa, antes de hacer las maletas para el viaje de tres horas en bus que esperan antes de llegar a Nueva York, destino para el fin de semana.

These burguersMoldy Peaches

14.5.09

Bombilla

(Día 126)
Washington DC.
(EE.UU.).- Sin pelo alguno, como siempre, la bombilla parpadea cuando llega la hora indicada. Y, pese a que parezca que no, todo el mundo, con vasos de cerveza en la mano, se da cuenta, a la espera del presente prometido. Normal que parezca un regalo: estás en un cumpleaños.
Cena en un japonés, donde no haces el ridículo con los palillos por primera vez en la vida. Gente totalmente desconocida; desubicación más grande de lo normal. Cervezas en un bar con karaoke multitudinario, baile en la edición norteamericana del Sònar: música electrónica de dudosa calidad ante un (minúsculo) público (casi) entregado.
Vuelta a casa en taxi, con una lluvia finísima. Un poco de frío, el justo.
Y, sin darte cuenta, ya tiene 24. Y sigue siendo la misma princesa que conociste hace algunos meses.

Cumpleaños totalLos Planetas

13.5.09

Arte

(Día 125)
Washington D.C
.(EE.UU.).- El Museo Nacional de Arte es un edificio enorme, con múltiples entradas, dos edificios, y un precioso jardín de esculturas contemporáneas. De hecho, estoy tres horas dando vueltas por sus amplios pasillos, y tengo la sensación de no haber visto ni la mitad de lo que se expone.
Pero en su edificio antiguo, donde está el arte hasta el XIX, rememoro el odio a la cursilería de Fragonard; la tontería del puntillismo de Seurat; la imposición de los retratos de Ingres; la indiferencia ante las bailarinas de Degas; el impresionismo de Cézanne y Matisse; la oreja de Van Gogh; los paisajes de Friedrich y Turner; los feos carteles de Toulouse-Lautrec; la confusión entre Manet y Monet. En el moderno, me sorprendo con el color de Rothko; la locura de Pollock; la cotidianidad de Oldenburg; el realismo de Hopper; las escenas de Freud; el engaño de Miró; el descubrimiento de Rosenquist, Lewitt y Newman; mi fascinación por los libros Taschen.
No recordaba La Paz que me dan los museos, y lo que me gusta el arte contemporáneo.

Arte - Nosoträsh

12.5.09

Descanso

(Día 124)
Washington DC.
(EE.UU.)- Y es hoy cuando llega el cansancio del viaje, de los 6.125 kilómetros recorridos en una locura sin precedentes (bueno, quizá alguno sí).
Así, que sin ganas de nada, te tumbas en la hierba del Mall de Washington DC a la espera de las seis de la tarde, con un iPod temeroso de no poder llenar tantas horas de descanso y observando a la gente como pasea a tu lado sin prestarles la más mínima atención.
Te tumbas, te duermes, te dejas acariciar por la hierba. Escuchas, descansas, piensas.

Octopus's GardenThe Beatles

11.5.09

Mall

(Día 123)
Washington DC.
(EE.UU.)- Con seis horas libres por delante, y siendo realmente el primer día en Washington DC, decides conocer. Aunque no viniste por el turismo, agarras la cámara de fotos (te recuerdas que tienes que comprarte otra) y paseas.
El Mall es una extensión de hierba y verde que une el Capitolio con el memorial a Lincoln. Y decides recorrerlo todo, de arriba a abajo. Pasas por el monumento a Washington, el memorial a los muertos en la Segunda Guerra Mundial, en la guerra de Corea, en la del Vietnam. Entras en Lincoln, Jefferson, y nosecuántos presidentes más. Llegas de nuevo al Capitolio, pasando antes por delante de todos los museos sin decidirte a entrar. Porque como no viniste de turista, prefieres evadirte en la música de tu iPod que entrar a ver cohetes de la NASA.
Y ves gente corriendo, ejecutivos trajeados, niños pateando un balón, viejos tomándose una hamburguesa en un puesto ambulante, colegios de viaje de fin de curso.
Pero lo único que quieres es que terminen, por fin, las seis horas libres que tendrás, a partir de hoy, cada día, hasta que te vayas.


American PieDon McLean

10.5.09

Llaves

(Día 122)
Washington DC.
(EE.UU.)- Sin haber llegado todavía a una conclusión, al final el viaje encara el camino que realmente deseabas, pero que nunca llegaste a pensar que sería el elegido. Y lo empiezas sin maleta, sin nada en las espaldas. Sin nada, con cada músculo libre y convencido de que es el correcto. Pese a que después puedan empezar a aparecer zarzas y tengas que usar el machete para cortar las malas hierbas, o reconocer tu error y elegir el otro camino.
Así que vas en busca de las llaves, decidido a agarrar el equipaje y empezar el camino.
Ningún inicio es fácil, y ese minúsculo trozo de metal no quiere que empieces a caminar de nuevo, tras un tiempo estancado y sin salida. Pero insistes, buscas otra, y esta vez sí. Abres la puerta y andas.


Losing keysJack Johnson

9.5.09

Diálogo

(Día 121)
Washington D.C (EE.UU.).- Tras el viaje, es el día siguiente el que afecta a mi organismo. La (poca) altura, supongo.
Paseo por Georgetown; almuerzo de hamburguesa que no termino; descanso a orillas del río Potomac con el ruido del motor de los aviones y una suave lluvia como acompañantes; tratando de ver figuras varias en las nubes que poco a poco inundan el cielo. Tumbarse en la hierba.
Y, como primero fue el Verbo, hablamos.


Conversaciones incompatibles - Muchachito Bombo Infierno

8.5.09

DC

(Día 120)
Aeropuerto de El Alto (LPB).- Tras muchos intentos, escapo unos días de La Paz corriendo. No sé si realmente es una escapada o en verdad una huida: lo único que sé es que no sé hacia dónde.
Pero me hace recordar lo que son las esperas en los aeropuertos, los nervios de antes de despegar, el estómago que se sube hacia a saber donde en el despegue, el sueño a miles de metros altura, las películas infumables del trayecto, las ganas de llegar, el desespero en las escalas, el eterno aterrizaje, la inacabable fila de maletas danzando en la cinta transportadora.
Supongo que llueve, como en casi todas las canciones.

Copenhague Vetusta Morla

7.5.09

Maleta

(Día 119)
La Paz .- Como cada mañana, desde que te cambiaste de departamento, la luz te despierta demasiado temprano, aunque desde hace días has descubierto como desenmarañar el lío de cortinas que tenías y cubre, aunque sin ser suficiente, el ventanal de tu habitación. Es pronto, demasiado pronto, y recuerdas que el viernes te vas de viaje y tienes la maleta sin hacer. Bueno, mientes: llevas toda la semana pensando qué y qué no te vas a llevar: algo por si el frío, algo por si el calor algo por si la lluvia, algo por si el viento. Empacas rápido, con las primeras cosas que encuentras en tu pobre ropero y que crees que van a ser más útiles en los próximos diez días. Como siempre, sientes que te dejas algo, y que pones de más a la vez. Pero te da igual, tienes que salir rápido hacia la oficina en lo que va a ser el último día antes de mañana. Una obviedad, pero no tanto cuando sabes su significado.Y de camino a la oficina te recuerdas que, lo único que no debes olvidar, son las ideas claras. Y ganas de aventurarte en algo desconocido. Sólo sabes que llegas el viernes a las 10 PM, hora local. I prou.

Ser Vinodelfín & Shuarma

6.5.09

Delirio

(Día 118)
La Paz .- Te acuerdas del día que es y agarras la polera, limpia y ya preparada para hoy. La cubres con alguna otra que pueda esconder la que llevas debajo, no vaya a ser que no te dejen entrar a ningún sitio. Encima, un jersey, que en La Paz empieza el frío de verdad.
Notas los nervios en tu barriga; llevas días así, sabes que no es por hoy, pero supones que parte de esos dolores indescriptibles que no te dejan comer demasiado son debido a ello.
Esperas con impaciencia el momento, lo disimulas trabajando; menos de lo que acostumbras, claro está, el día bien se lo merece.
Y al final llega el momento, y descubres que no te quedan uñas por moderte, y estás en la oficina y no puedes chillar. Llega un mazazo a las primeras de cambio, y sabes que nada va a ser como pensabas. A ver, no esperabas nada fácil, pero tu carácter depresivo hace prever lo peor, e inconscientemente te preparas para ello. Aunque lo disimulas; a veces.
Hasta que llega el minuto 92, y corres no sabes donde, chillas como nunca hubieras imaginado, besas la polera azulgrana como un demente, entras en éxtasis, toda la oficina te mira y sonríe mientras a ti te da igual todo.
Te sientas tras el gol, esperas el final, que llega más tarde de lo que te gustaría, y tras el pitido del árbitro, del que te sigues quejando a pesar de todo, sientes que el delirio de ese minuto no te ha quitado los nervios que llevabas encima. No puedes decir que se han agrandado, has desechado una adrenalina considerable. Pero una vez en reposo, te das cuenta que, efectivamente, estás esperando otra cosa, todavía.


Catenaggio
The Unfinished Sympathy

3.5.09

Clásico

(Día 115)
La Paz.- Voy un día tarde, pero es que no vi el partido. Ningún canal en Bolivia, ni por cable, retransmitió el partido. Las radios estaban más ocupadas del Real Potosí-Wilstermann (4-0) que del clásico. E Internet, como ya he comentado más de una vez y no voy a repetir para no ser repetitivo -valga la redundancia- no permite hacer un seguimiento del encuentro de forma adecuada.
Pero sí, estoy feliz, paseo hoy por la calle con una cara de 2-6 que se me nota a la legua. Y, aunque por la tarde voy al clásico Bolívar-The Strongest, no es lo mismo. Acaban 2-2, con un expulsado y que no sirve a ninguno de los dos equipos, pero no es lo mismo ver a tu Barça ganar la Liga en el Bernabéu que ir al Hernando Siles, con credencial de prensa y todo lo que tu quieras, para ver un choque que, tras 30 minutos, y eso que llegamos tarde, no te atrae lo más mínimo. Mala suerte, estoy en Bolivia. Pero tiene otras cosas interesantes.
La vida no es sólo fútbol. Aunque sí una parte importante.

Mala sort - Gertrudis

2.5.09

Cadillacs

(Día 114)
La Paz.- Desde que llegué, he visto el poder que tiene de la prensa en Bolivia. Sólo el hecho de llevar una credencial colgada en el pecho, con una foto retocada hasta el extremo de no parecer tu, y editada en plena oficina, sin control de ningún órgano oficial, te permite traspasar las barreras más inaccesibles. Aunque, esta vez, sólo bastó presentarse en una oficina, hace poco menos de una semana, contando cualquier milonga de cobertura, para recibir los pases de prensa más maravillosos para el concierto estrella del año. Llegan Los Fabulosos Cadillacs, formación argentina que, tras el 6-1, todavía se atreven a mantener el calendario de la gira pese a ver el efecto de la altura en su selección.
Hace una semana, no tenía ni idea de quienes eran. Sólo que sonaba hasta la saciedad su canción en los diales, en una repetición a veces agobiante. Pero no se puede negar lo pegadizo del estribillo, aunque como la mayoría no tengan el más mínimo sentido. Así que, para el concierto, un día entero de documentación, descargas sin control por Emule, repeat en las reproducciones de Youtube.
Y llegó el concierto. A una hora un poco rara, las ocho de la tarde, aunque por la poca luz de las calles parece altas horas de la noche. Y aunque empiece a las diez, tras unos teloneros cambas con cantante jamaicano-boliviano.
Entrar es una odisea. No quiero ni saber cuánta gente fue al concierto, pero media La Paz podría haber estado allí sin problemas. Colas de más de dos cuadras, avalanchas ya en la entrada, revendedores que se dedican a comprar entradas, no a venderlas, discografías “completas” por diez bolivianos. Y nosotros, con nuestra credencial, sorteando con dificultad cualquier valla que se nos cruza por el camino hasta llegar delante, justo delante, del escenario. Que un poco más y saltamos a cantar nosotros.
El concierto fue un desastre. Empieza tarde, con nula seguridad, sonido demasiado elevado -quizá porque estamos demasiado cerca. Pero lo peor es el frío, que penetra desde los pies y hace que antes de empezar el concierto pienses que ya no tienes dedos.
Y empieza el concierto, y a las tres canciones se para por avalancha. Nunca había visto que se acabara de forma brusca por eso. Pero sí, diez minutos de parón y sigue el frío. Pero no termina así. Una canción más y, de nuevo, freno: Jaqueline,una niñita, se perdió, y su padre la busca. Y Vicentico, el cantante, anuncia que al final de cada canción irá diciendo el estado del caso Jaqueline. Vivimos un reality, vaya.
Además, el concierto no vale la pena. Un cantante sin conexión, una música demasiado repetitiva -no esperaba menos-, y sólo las excentricidades del bajista y el saxofonista valen la pena. Por lo que nos vamos del concierto antes de que termine, una vez han tocado las dos canciones que nos conocemos, que aprovechamos para berrear.
Por cierto, al final Jaqueline apareció. Y mis pies recuperaron sus dedos.


Padre nuestro
Los Fabulosos Cadillacs

1.5.09

Trabajo

(Día 113)
La Paz.- Sentado en una terraza de La Paz espero pasar el día del trabajo, festivo en Bolivia, lo mejor posible. Y, de repente, sabiendo ya que en las próximas dos semanas mi aportación laboral será de cuatro días de siete, y a partir de entonces aportaré 0 en diez días. Me alegro, sonrío, y tomo un sorbo de un jugo de melón.
Pero claro, es Bolivia, y de repente el día se complica y, tonto de mí, me ofrezco para ayudar en la oficina. Y acabo haciendo un vídeo de la renuncia del presidente de la Corte Nacional Electoral -se echará de menos a Exeni-; yendo a una conferencia de prensa del expresidente Tuto Quiroga, que quiere dar su opinión sobre esta renuncia; una nota del discurso del Evo sobre el supuesto complot terrorista, y ya son unas cuantas semanas que sólo se habla de eso en el país; una crónica de radio sobre el 1 de mayo en Bolivia y la renuncia antes mencionada, repetida como seis veces porque en la última palabra siempre me atranco; asistiendo a la presentación de un concierto de rock argentino, concierto que espero poder ver mañana; pasando por una conferencia del expresidente Carter en un hotel, aunque huyo rápido para poder seguir(;) haciendo una pequeña crónica de la llegada de los rockeros argentinos. Total: de 11 a 20 horas (local) trabajando.
Feliz día del trabajador, me digo al llegar a casa. Y me duermo al instante, ante tanta tensión acumulada.


A hard day's night The Beatles