6.9.09

Pelo

(Día 240)
La Paz.- Tras la noche de ayer, por los pelos llego a despedirle en su marcha. Se va, cierro la puerta, y la casa vuelve a quedar sola. Ahora, me parece que para más tiempo. Necesito tiempo para mí.
Y, en este cambio de ciclo, y después de algunas semanas de retraso, me cortan el pelo. Tras los nervios iniciales, los errores en el flequillo, las risas del peinado de fraile, los arreglos de los recién llegados, el resultado es más que aceptable. Aunque me tendré que peinar todos los días, y aunque la parte de detrás, en uno de los momentos de máxima tensión, haya quedado más recortada de lo previsto al no controlar la potencia de la máquina.
Almorzamos pasta con pollo y salsa blanca, leemos y reímos con los reportajes de una Cosmopolitan de marzo de 2008, jugamos incontables partidas al UNO.
Vuelvo a casa todavía medio dormido del madrugón de esta mañana. Me siento frente al ordenador, sin muchas ganas de hacer nada, y pese a que mi nueva condición de soltero en el departamento me había obligado a cocinar algo, me resisto, reordeno los cables que se esparcían por el comedor, y subo el portátil a mi habitación. Me tumbo en la cama, escribo, me duermo. Con la cabeza un poco más fresca.

Suéltate el pelo - Hombres G

1 comentario:

guso dijo...

Roba cuatro!