13.5.09

Arte

(Día 125)
Washington D.C
.(EE.UU.).- El Museo Nacional de Arte es un edificio enorme, con múltiples entradas, dos edificios, y un precioso jardín de esculturas contemporáneas. De hecho, estoy tres horas dando vueltas por sus amplios pasillos, y tengo la sensación de no haber visto ni la mitad de lo que se expone.
Pero en su edificio antiguo, donde está el arte hasta el XIX, rememoro el odio a la cursilería de Fragonard; la tontería del puntillismo de Seurat; la imposición de los retratos de Ingres; la indiferencia ante las bailarinas de Degas; el impresionismo de Cézanne y Matisse; la oreja de Van Gogh; los paisajes de Friedrich y Turner; los feos carteles de Toulouse-Lautrec; la confusión entre Manet y Monet. En el moderno, me sorprendo con el color de Rothko; la locura de Pollock; la cotidianidad de Oldenburg; el realismo de Hopper; las escenas de Freud; el engaño de Miró; el descubrimiento de Rosenquist, Lewitt y Newman; mi fascinación por los libros Taschen.
No recordaba La Paz que me dan los museos, y lo que me gusta el arte contemporáneo.

Arte - Nosoträsh

2 comentarios:

David dijo...

"la indiferencia ante las bailarinas de Degas"

si te oyera mi hermana..

Cris dijo...

tu hermana le ha oído. Pero hará ver que no ha oído nada.
LeWitt? Venga va! Ja és el que em faltava per sentir de les nostres incompatibilitats en art..
Però en el fons, com sempre, no són tan diferents els nostres gustos, encara que t'hi esforcis per porta-me la contrària. "me sorprendo con el color de rothko".. això ho podria haver dit jo perfectament...