(Día 9)
La Paz.- La Plaza de los Héroes de La Paz es un lugar de encuentro. Como en la antigua Grecia, oradores se dan lugar para expresar sus ideas, y, alrededor, seguidores y curiosos se paran para escuchar las consignas de cada líder popular. Se habla de todo: política, economía, deportes, ciencia, ecología, el color de las farolas, el olor de los perros, la función de la mujer en el mundo.
Entre ellos, están los habituales, los tertulianos que cada día se colocan a la misma altura de la pequeña escalinata que delimita la minúscula plaza, entre el mercado, los puestos ambulantes y un par de muros medio derruidos, y sacan sus panfletos para darse a conocer. Pese a que todos se conocen: está Cayo Lenin, el presidente Miguel... Y también los habituales oyentes, que ya conocen al dedillo lo que van a oir. Vuelven por si, ese día, su orador favorito cambia alguna de sus palabras, inventa un nuevo chiste, se pelea con el orador opuesto.
Bolivia vive confrontada. La nueva Constitución Política del Estado (CPE) ha polarizado a la sociedad en dos bandos opuestos, antagónicos, rivales, enemigos: el SÍ y el NO. Defienden a ultranza sus posiciones: es lo mejor para el pueblo; rompe con la Bolivia que realmente necesitamos.
La Plaza de los Héroes sirve para calibrar el nivel de esas confrontaciones. A poco más de una semana de la consulta, los ánimos están más que caldeados. Los grupos se sitúan cada vez más separados, aunque atentos a las consignas de los adversarios para, a la mínima, empezar a gritar, silbar, insultar. Los nervios están a flor de piel. Todo el mundo quiere posicionarse, pero nadie quiere reconocerse partidario de una u otra opción. Ver un flash de un turista, que sorprendido por esas reuniones políticas decide inmortalizar al momento para mostrárselo a sus amigos y decir, Mira, en Bolivia la política está en la calle, se habla de los problemas de la gente, el pueblo está concienciado; ver un flash puede significar estar, por siempre, estigmatizado, en uno u otro grupo, sin posibilidad de salir en caso de derrota.
Los aplausos se multiplican a la vez que los paceños salen de sus trabajos y se acercan a la Plaza de los Héroes. Asimismo, el nivel de crispación aumenta en proporción geométrica cuando es el grupo opositor el que va acumulando más efectivos. Llegar a las manos, con el paso del tiempo, se convierte en una posibilidad más que real.
Pero el pueblo boliviano está cansado de tanta discusión sobre un tema que, de tanto que se ha hablado; ya no tiene el carácter que tenía antes. Sí, defenderán su posición a ultranza, pero reconocen cada vez más que su principal preocupación es la de todos los seres humanos: la supervivencia. Bolivia, como subcampeón del mundo en corrupción, no se puede permitir perder tanto tiempo en un texto constitucional que, a corto plazo, no afectará a sus habitantes.
Por eso, cuando aparece un nuevo orador o un extranjero con ganas de participar de otro tema que no sea la CPE, motivo que rige Bolivia en los últimos meses, los bolivianos se lanzan a su discurso como agua de mayo. Quieren conocer, aventurarse en nuevas concepciones, nuevos motivos por los que sentirse sabios y no fruto del seguidismo de la masa. Hablar de Gaza e Israel, de la situación de los hidrocarburos... son temas de los que hay muchas cosas que aprender, que compartir, y sin necesidad de estigmatizarse frente a sus conciudadanos.
Sobrevivir ante la presión de no verse perseguido por las directrices generales de la masa, ser una voz crítica; llegar a la plaza sin prejuicios y revelar las ideas de cada uno es, en La Paz, motivo para ser declarado un Héroe.
Reunión en la cumbre - Los Planetas
La Paz.- La Plaza de los Héroes de La Paz es un lugar de encuentro. Como en la antigua Grecia, oradores se dan lugar para expresar sus ideas, y, alrededor, seguidores y curiosos se paran para escuchar las consignas de cada líder popular. Se habla de todo: política, economía, deportes, ciencia, ecología, el color de las farolas, el olor de los perros, la función de la mujer en el mundo.
Entre ellos, están los habituales, los tertulianos que cada día se colocan a la misma altura de la pequeña escalinata que delimita la minúscula plaza, entre el mercado, los puestos ambulantes y un par de muros medio derruidos, y sacan sus panfletos para darse a conocer. Pese a que todos se conocen: está Cayo Lenin, el presidente Miguel... Y también los habituales oyentes, que ya conocen al dedillo lo que van a oir. Vuelven por si, ese día, su orador favorito cambia alguna de sus palabras, inventa un nuevo chiste, se pelea con el orador opuesto.
Bolivia vive confrontada. La nueva Constitución Política del Estado (CPE) ha polarizado a la sociedad en dos bandos opuestos, antagónicos, rivales, enemigos: el SÍ y el NO. Defienden a ultranza sus posiciones: es lo mejor para el pueblo; rompe con la Bolivia que realmente necesitamos.
La Plaza de los Héroes sirve para calibrar el nivel de esas confrontaciones. A poco más de una semana de la consulta, los ánimos están más que caldeados. Los grupos se sitúan cada vez más separados, aunque atentos a las consignas de los adversarios para, a la mínima, empezar a gritar, silbar, insultar. Los nervios están a flor de piel. Todo el mundo quiere posicionarse, pero nadie quiere reconocerse partidario de una u otra opción. Ver un flash de un turista, que sorprendido por esas reuniones políticas decide inmortalizar al momento para mostrárselo a sus amigos y decir, Mira, en Bolivia la política está en la calle, se habla de los problemas de la gente, el pueblo está concienciado; ver un flash puede significar estar, por siempre, estigmatizado, en uno u otro grupo, sin posibilidad de salir en caso de derrota.
Los aplausos se multiplican a la vez que los paceños salen de sus trabajos y se acercan a la Plaza de los Héroes. Asimismo, el nivel de crispación aumenta en proporción geométrica cuando es el grupo opositor el que va acumulando más efectivos. Llegar a las manos, con el paso del tiempo, se convierte en una posibilidad más que real.
Pero el pueblo boliviano está cansado de tanta discusión sobre un tema que, de tanto que se ha hablado; ya no tiene el carácter que tenía antes. Sí, defenderán su posición a ultranza, pero reconocen cada vez más que su principal preocupación es la de todos los seres humanos: la supervivencia. Bolivia, como subcampeón del mundo en corrupción, no se puede permitir perder tanto tiempo en un texto constitucional que, a corto plazo, no afectará a sus habitantes.
Por eso, cuando aparece un nuevo orador o un extranjero con ganas de participar de otro tema que no sea la CPE, motivo que rige Bolivia en los últimos meses, los bolivianos se lanzan a su discurso como agua de mayo. Quieren conocer, aventurarse en nuevas concepciones, nuevos motivos por los que sentirse sabios y no fruto del seguidismo de la masa. Hablar de Gaza e Israel, de la situación de los hidrocarburos... son temas de los que hay muchas cosas que aprender, que compartir, y sin necesidad de estigmatizarse frente a sus conciudadanos.
Sobrevivir ante la presión de no verse perseguido por las directrices generales de la masa, ser una voz crítica; llegar a la plaza sin prejuicios y revelar las ideas de cada uno es, en La Paz, motivo para ser declarado un Héroe.
Reunión en la cumbre - Los Planetas
1 comentario:
Això va directe a Favoritos...que amb tan sols quatre entrades la teva aventura boliviana m'ha enganxat. :)
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