18.1.09

Fútbol

(Día 10)
La Paz
.- Amenaza chubasco en el estadio, y saltan los jugadores a la cancha y empieza el granizo. Locura por conseguir un pocho; las gradas se convierten en una amalgama de trozos de plástico malo, bufandas y gorritos celestes y atigrados.

Domingo, 15.30 hora local. Primer partido de la temporada, torneo veraniego. Todavía se me hace extraño pensar en enero y asociarlo al verano, y más con el frío y la lluvia. Los contendientes, los clásicos paceños: Bolívar y The Strongest, que, pese a ese nombre, y como diría cualquier manual de la paradoja, acaba perdiendo. 2 a 1. Justo. Demasiado gol, quizá.
En el fondo norte, el celeste de Bolívar; en el sur, el atigrado del rival. Estadio lleno, con más de 40.000 personas que compraron sus entradas, ya sea en taquilla o en la reventa, a un precio 100% superior al de la boletería.
El ambiente, pese a ser un estadio sudamericano, es más frío de lo que esperaba. Sólo los aficionados radicales, a lado y lado de la cancha, se apuntan con bombos y trompetas a animar a los suyos. El resto sólo espera el error del árbitro. Por cierto, bastante mediocre.
Fútbol más bien poco. Hasta que sale Charles Da Silva, un brasileño de tercera. Un par de bicicletas: aplauso mayoritario. Tiro tras libre directo, rozando el poste izquierdo: ya es el ídolo de la temporada. Regate y dejar sentado al rival: risas entre la multitud. El mejor: el defensor argentino de Bolívar.
Con el pitido final, todo el mundo a sus casas. La homilía terminó. El fútbol es así.

Cógelo - Muchachito Bombo Infierno

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