(Día 17)
El Alto/La Paz.- Claudia Janette (7) es una niña de El Alto, ciudad considerada una de las zonas más pobres de Bolivia. Junto a su hermano Darwin (8) van a su escuela, con su padre y abuelita, a hacer uso del derecho democrático del voto. Hoy, por una nueva Constitución. Pero Claudia, mejor que cualquier otro boliviano, sabe lo que se va a votar: Evo sí, Evo no. Y, toditos en El Alto, van a votar por Evo. La Constitución no sabe ni qué es, ni que existe, ni nada.
La nueva Constitución Política del Estado (CPE) boliviano es una excusa. Todo el mundo sabe que, lejos de aprobar un texto, o lo que sea, es una encuesta del estado del gobierno de Morales. Tras el revocatorio de agosto, es una piedra de toque importante para conocer si, como dicen unos, el gobierno se debilita o, si por el contrario, las últimas actuaciones del presidente, que se desarrollan a un ritmo vertiginoso y sin pausa, movilizan a aquellos que creen en el cambio que proclaman.
¿Cuántos habrán leído, realmente, la CPE, y votar en consecuencia? Recuerdo la votación del Estatut de Catalunya, una de las primeras veces en las que podía ejercer mi voto, y que ni leí el preámbulo, ni llegué al primer artículo, ni al 'Catalunya és una nació', ni a la famosa Disposició Adicional Tercera, que tantos dolores de cabeza está causando a periodistas políticas y tanto está cansando a los televidentes y lectores de prensa, viendo como la financiación ocupa tres de cada dos minutos o páginas de la prensa.
Y recuerdo que voté por propaganda, por campanya. Por seguir las directrices de aquellos que, espero, supieran de que hablaran. ¿Cómo no va a pasar lo mismo aquí? La campaña de Evo, en los planes abortistas y en favor de la homosexualidad del nuevo texto.
Tiene que ser una chiquilla de siete años quién lo tiene más claro de todos. O Evo u otro. Y no hay más.
Ya veremos, pero toditos en El Alto están con Evo, porque es el papito, el hermano, el presidente que nos sacó de la pobreza y con el que podemos ir al colegio.
El Alto/La Paz.- Claudia Janette (7) es una niña de El Alto, ciudad considerada una de las zonas más pobres de Bolivia. Junto a su hermano Darwin (8) van a su escuela, con su padre y abuelita, a hacer uso del derecho democrático del voto. Hoy, por una nueva Constitución. Pero Claudia, mejor que cualquier otro boliviano, sabe lo que se va a votar: Evo sí, Evo no. Y, toditos en El Alto, van a votar por Evo. La Constitución no sabe ni qué es, ni que existe, ni nada.
La nueva Constitución Política del Estado (CPE) boliviano es una excusa. Todo el mundo sabe que, lejos de aprobar un texto, o lo que sea, es una encuesta del estado del gobierno de Morales. Tras el revocatorio de agosto, es una piedra de toque importante para conocer si, como dicen unos, el gobierno se debilita o, si por el contrario, las últimas actuaciones del presidente, que se desarrollan a un ritmo vertiginoso y sin pausa, movilizan a aquellos que creen en el cambio que proclaman.
¿Cuántos habrán leído, realmente, la CPE, y votar en consecuencia? Recuerdo la votación del Estatut de Catalunya, una de las primeras veces en las que podía ejercer mi voto, y que ni leí el preámbulo, ni llegué al primer artículo, ni al 'Catalunya és una nació', ni a la famosa Disposició Adicional Tercera, que tantos dolores de cabeza está causando a periodistas políticas y tanto está cansando a los televidentes y lectores de prensa, viendo como la financiación ocupa tres de cada dos minutos o páginas de la prensa.
Y recuerdo que voté por propaganda, por campanya. Por seguir las directrices de aquellos que, espero, supieran de que hablaran. ¿Cómo no va a pasar lo mismo aquí? La campaña de Evo, en los planes abortistas y en favor de la homosexualidad del nuevo texto.
Tiene que ser una chiquilla de siete años quién lo tiene más claro de todos. O Evo u otro. Y no hay más.
Ya veremos, pero toditos en El Alto están con Evo, porque es el papito, el hermano, el presidente que nos sacó de la pobreza y con el que podemos ir al colegio.
Depende – Jarabe de palo
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