8.12.09

Cena

(Día 333)
La Paz.- Bajo a la Zona Sur en radiotaxi, a falta de minibús, escuchando en repeat Como un burro amarrado a la puerta del baile. Empiezan hoy las despedidas ante la inminente repatriación. La primera, cena en un restaurante alemán, donde evidentemente como salchicha; 180 gramos de grasa animal en mi estómago reducido.
Javi es un tipo extraño. Realmente, es el jefe de la oficina: quince años haciendo lo mismo en el mismo sitio le dan una categoría que se ha ganado a pulso. Pero igualmente tiene un punto de obsesivo que le convierte, en un primer momento, en gracioso, y después en un poco irritante. Eso no quita que sea una gran persona; con su estrés cardíaco, pero gran persona y profesional. Sé que he aprendido de él, aunque muchas veces (más de las que él piensa) no estaba nada de acuerdo en sus decisiones. Pero no tenía nada que decir ante una jerarquía bien marcada que me dejaba en el último escalón de la pirámide.
Y subo a casa en truffi, creo que el primero que tomo desde que llegué, algo que me sorprende cuando me doy cuenta. Pero sigo con El Último de la Fila, cantando por lo bajini mientras estoy en el coche y a grito pelado cuando salgo a la calle.
No sé quién me dijo que me estoy "barcelonizando" en estos últimos días. Qué le voy a hacer, si sóc de Barcelona i em moro de calor.

Como un burro amarrado a la puerta del baile - El Último de la Fila

1 comentario:

Lu dijo...

Muerte a Manolo García.

Lo siento, tenía que decirlo.