(Día 292)
Colchani.- No sé ni qué hora es, ni dónde estoy, ni cuánto falta.
Una hora más tarde de la prevista, subí al bus que me tiene que llevar, por primera vez, al Salar de Uyuni. Realmente no sé a lo que voy, pero cuando salió la opción de ir, y gratis, ni lo pensé.
Y ahora estoy perdido en la nada. Hace tiempo que hemos dejado las carreteras asfaltadas para recorrer caminos de arena y piedras, que imposibilitan dormir en un asiento demasiado incómodo. Y fuera hace demasiado frío como para salir. Así que nada, a esperar, y que el chófer no se pierda de nuevo. Y que los borrachos del final del bus terminen por dormirse. Y que pasen rápido las 15 horas de trayecto.
Colchani.- No sé ni qué hora es, ni dónde estoy, ni cuánto falta.
Una hora más tarde de la prevista, subí al bus que me tiene que llevar, por primera vez, al Salar de Uyuni. Realmente no sé a lo que voy, pero cuando salió la opción de ir, y gratis, ni lo pensé.
Y ahora estoy perdido en la nada. Hace tiempo que hemos dejado las carreteras asfaltadas para recorrer caminos de arena y piedras, que imposibilitan dormir en un asiento demasiado incómodo. Y fuera hace demasiado frío como para salir. Así que nada, a esperar, y que el chófer no se pierda de nuevo. Y que los borrachos del final del bus terminen por dormirse. Y que pasen rápido las 15 horas de trayecto.
De viaje - Los Planetas
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