(Día 230)
La Paz.- Si bien ya había visto afrobolivianos en mi viaje a Chijchipa, y en alguna que otra celebración, verles en directo siempre es un espectáculo.
Todavía me sorprende que puedan conservar esas raíces africanas e integrarlas de lleno en su bolivianidad. Que combinen su negra tez con el blanco impoluto de sus trajes. Que se muevan como si un brasileño escuchara samba. Que canten como si se tratara de una canción de los esclavos en los Estados Unidos.
Pero también tengo que confesar que, tras una o dos canciones de saya, la cabeza no puede más y pide a gritos volver al reggaeton.
La Paz.- Si bien ya había visto afrobolivianos en mi viaje a Chijchipa, y en alguna que otra celebración, verles en directo siempre es un espectáculo.
Todavía me sorprende que puedan conservar esas raíces africanas e integrarlas de lleno en su bolivianidad. Que combinen su negra tez con el blanco impoluto de sus trajes. Que se muevan como si un brasileño escuchara samba. Que canten como si se tratara de una canción de los esclavos en los Estados Unidos.
Pero también tengo que confesar que, tras una o dos canciones de saya, la cabeza no puede más y pide a gritos volver al reggaeton.
Ai ga bani - Ali Farka Touré & Toumani Diabaté
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