(Día 231)
La Paz.- Una larga fila de hombres y mujeres de negro esperan en fila. Sin saber como, ni realmente el porqué, me encuentro dentro de una especie de salón enorme, con un escenario listo para una actuación. Me siento en una silla de plástico roja, supongo que de publicidad de alguna cerveza, y pido una botella de agua. Hablo poco con los que me rodean: no porque no les conozca, sino por falta de ganas. Es viernes por la noche y tengo sueño.
Los hombres y mujeres de negro aparecen en cuentagotas por la sala. Bajan unas escaleras situadas a la derecha del escenario, y se van acomodando hasta que, desde mi posición, no veo el escenario.
Los hombres y mujeres de negro cada vez son más raros, se comportan de forma más extraña. Sus largas melenas y trajes de plástico inundan el lugar; hasta un tipo se disfrazó de policía en cuero.
Y, de repente, después de que termine un vídeo de música indígena, sube una pantalla de color blanco, y aparecen Libellula.
En tres horas y media, o más, mis oídos sólo escucharán lo que aquí le llaman metal.
Epilepsy is dancing - Antony & The Johnsons
La Paz.- Una larga fila de hombres y mujeres de negro esperan en fila. Sin saber como, ni realmente el porqué, me encuentro dentro de una especie de salón enorme, con un escenario listo para una actuación. Me siento en una silla de plástico roja, supongo que de publicidad de alguna cerveza, y pido una botella de agua. Hablo poco con los que me rodean: no porque no les conozca, sino por falta de ganas. Es viernes por la noche y tengo sueño.
Los hombres y mujeres de negro aparecen en cuentagotas por la sala. Bajan unas escaleras situadas a la derecha del escenario, y se van acomodando hasta que, desde mi posición, no veo el escenario.
Los hombres y mujeres de negro cada vez son más raros, se comportan de forma más extraña. Sus largas melenas y trajes de plástico inundan el lugar; hasta un tipo se disfrazó de policía en cuero.
Y, de repente, después de que termine un vídeo de música indígena, sube una pantalla de color blanco, y aparecen Libellula.
En tres horas y media, o más, mis oídos sólo escucharán lo que aquí le llaman metal.
Epilepsy is dancing - Antony & The Johnsons
1 comentario:
JAJAJAJAJJAJAJA
SANGREEEEEEEEEEEEEEEEEEEE¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ ES LO UNICO QUE VOS GRITABAS JAJAJAAJJAJAJAJAJAJAJAJAJJAJA
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