(Día 307)
Sucre.- Recién aterrizados a Sucre, capital de Bolivia, mi maleta es la última en salir. Están esperando con nosotros jóvenes venezolanos que hacen mucho ruido, mezcla de sus nervios por estar a punto de empezar los XVI Juegos Bolivarianos, el cansancio del viaje y su energía desmesurada; algo que escandaliza a los viajeros de primera clase del vuelo de Aerosur.
Lo dejamos todo en el hotel, y salimos a buscar nuestras credenciales para poder trabajar los próximos quince días.
No sé porqué pero pensé que, ante un evento de esta magnitud, todo estaría ya listo. Menos las obras, claro. Pero ni nuestras credenciales están hechas, ni hay previsión para tenerlas listas antes de que empiece todo. De hecho, se pasan el muerto de uno a otro hasta tres departamentos. Hasta que me harto, les mando a todos a la mierda, se quedan con mi cara, y me voy con el cabreo habitual cuando Bolivia quiere hacer algo de un país normal y no se queda ni en las puertas de conseguirlo.
Sucre.- Recién aterrizados a Sucre, capital de Bolivia, mi maleta es la última en salir. Están esperando con nosotros jóvenes venezolanos que hacen mucho ruido, mezcla de sus nervios por estar a punto de empezar los XVI Juegos Bolivarianos, el cansancio del viaje y su energía desmesurada; algo que escandaliza a los viajeros de primera clase del vuelo de Aerosur.
Lo dejamos todo en el hotel, y salimos a buscar nuestras credenciales para poder trabajar los próximos quince días.
No sé porqué pero pensé que, ante un evento de esta magnitud, todo estaría ya listo. Menos las obras, claro. Pero ni nuestras credenciales están hechas, ni hay previsión para tenerlas listas antes de que empiece todo. De hecho, se pasan el muerto de uno a otro hasta tres departamentos. Hasta que me harto, les mando a todos a la mierda, se quedan con mi cara, y me voy con el cabreo habitual cuando Bolivia quiere hacer algo de un país normal y no se queda ni en las puertas de conseguirlo.
Es increíble - Astrud
1 comentario:
Es que tienes que controlar tu genio, gruñón...
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