8.11.09

Calaveras

(Día 303)
La Paz.- Sigo aterrorizado por la visión que tuve ayer.
Entré en una casa humilde de la zona cerca del cementerio general de La Paz. Estaba preparado para ver un altar con calaveras para que hoy se celebrase la fiesta de las ñatitas: una celebración más que profana, cada vez más mezclada con ritos católicos, en la que las calaveras de seres queridos y desconocidos toman el mayor de los protagonismos.
En el centro, una calavera sin tabique nasal, con dientes imperfectos y negros, con las mandíbulas agarrando centenares de hojas de coca, y, en su cráneo brillante y sin pelo, un gorrito de lana negro con una inscripción bordada en blanco: Víctor.
De hecho, es el "capitán Víctor", ex servidor público de seguridad ciudadana que lelva años dando vueltas por casas y apartamentos paceños para proteger a los habitantes de dicho habitáculo.
Pero para mi es una visión del futuro que me pone la piel de gallina. Enfrentarse a la muerte así, tan directamente, me sobresaltó. Y hoy, tras volver del cementerio y ver más de 300 calaveras, cada una con su nombre bordado en un gorrito de lana, con los ojos cubiertos de algodones, fumando como si siguieran vivos, y con sus familiares comiendo a su alrededor... Da un poco de miedo; o, quizá, respeto. Por un futuro que tendrá que acabar así, obviamente y por ley de vida. Pero igual. Que la visión futurista de verme convertido en calavera no me la quita nadie.

Calaveras y diablitos - Los Fabulosos Cadillacs

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