(Día 253)
La Paz.- Enciendo un cigarrillo y lo dejo en el cenicero. No sé por qué lo encendí, no tengo ganas de fumar. Pero parece que la lluvia torrencial que cae, como casi siempre que llueve, me ha despertado las ganas de escribir, y sin un cigarro no es lo mismo.
Ya llevo días sin saber qué me pasa. No tengo ningunas ganas de socializar, quiero estar solo, y sólo contadas compañías me animan a salir de mi reclusión en una casa que, ahora vacía, me parece más grande de lo que realmente debe ser.
Hace tiempo que planeé escribir una novela. La verdad, es que hace demasiado tiempo que me he propuesto escribir un libro, pero todo lo que ha sucedido durante este tiempo... A veces siento que la vida que estoy viviendo forma parte de una novela que alguien escribió, y me propuse escribirla yo también. Es como un cuento que no controlo pero que quiero recordar. Me cuesta conocer todos los entresijos, demasiado concentrados en tan pocos días. No creo que pueda hacerlo nunca, pero quizá esta noche, demasiado negra y húmeda y solitaria, me pueda ayudar, por lo menos, a proponérmelo.
Tomo un trago de Sprite, algo nada bohemio teniendo en casa una botella de ron a medias de la última fiesta que hubo en casa, pero ayuda a engañar a mi estómago, quejoso desde hace algunas semanas porque no como lo que debería ni cuando debería.
Quizá algún día llegue a escribir algo. Pero nunca algo tan preciso como el lento crepitar de un cigarro encendido, ni el gris perfecto del humo que se eleva desde mi boca tras una bocanada de un pitillo que poco a poco se consume en el cenicero y se convierte en un cilindro de ceniza que al final caerá cumpliendo leyes de la física que alguien descubrió.
Home life - Shearwater
La Paz.- Enciendo un cigarrillo y lo dejo en el cenicero. No sé por qué lo encendí, no tengo ganas de fumar. Pero parece que la lluvia torrencial que cae, como casi siempre que llueve, me ha despertado las ganas de escribir, y sin un cigarro no es lo mismo.
Ya llevo días sin saber qué me pasa. No tengo ningunas ganas de socializar, quiero estar solo, y sólo contadas compañías me animan a salir de mi reclusión en una casa que, ahora vacía, me parece más grande de lo que realmente debe ser.
Hace tiempo que planeé escribir una novela. La verdad, es que hace demasiado tiempo que me he propuesto escribir un libro, pero todo lo que ha sucedido durante este tiempo... A veces siento que la vida que estoy viviendo forma parte de una novela que alguien escribió, y me propuse escribirla yo también. Es como un cuento que no controlo pero que quiero recordar. Me cuesta conocer todos los entresijos, demasiado concentrados en tan pocos días. No creo que pueda hacerlo nunca, pero quizá esta noche, demasiado negra y húmeda y solitaria, me pueda ayudar, por lo menos, a proponérmelo.
Tomo un trago de Sprite, algo nada bohemio teniendo en casa una botella de ron a medias de la última fiesta que hubo en casa, pero ayuda a engañar a mi estómago, quejoso desde hace algunas semanas porque no como lo que debería ni cuando debería.
Quizá algún día llegue a escribir algo. Pero nunca algo tan preciso como el lento crepitar de un cigarro encendido, ni el gris perfecto del humo que se eleva desde mi boca tras una bocanada de un pitillo que poco a poco se consume en el cenicero y se convierte en un cilindro de ceniza que al final caerá cumpliendo leyes de la física que alguien descubrió.
Home life - Shearwater
2 comentarios:
Siempre buscamos metas. A veces éstas aparecen como excusa para hacer cuánto debíamos hacer y el resto del año no hacemos. Un tanto penoso. Y aunque puedes ser el momento idóneo para hacer cuánto has de hacer finamente no lo haces porque si llevas 364 días esperando este momento que se te ha presentado por sorpresa qué quieres que te diga no has de estar muy convencido para hacerlo.. "malament". A unos días de sumar un añito a mi triste línea vital me levanto convencida de que tengo que dejar de fumar, leo tu post y joder! ya está, es la excusa perfecta para olvidar la voluntad! un saludo de nicotina! Tendré que marcar prioridades!
Tu último párrafo es la única razón por la que a veces entiendo a los fumadores.
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