(Día 130)
Miami (EE.UU.).- Sin muchas ganas de volver a casa, a media mañana te despides de los últimos diez días vividos. Paseas hasta que llega el tardío mediodía, y agarras el metro dirección al aeropuerto, cargado de demasiadas cosas y pensamientos.
Empacar la maleta se convierte en un lío por la necesidad de modernizar de las compañías aéreas, que al final acaban por entorpecer el trámite. Y, una vez hecho, sólo queda esperar que llamen al vuelo AA738 con destino Miami de las 18.15 para dejar atrás...
Suerte que te hiciste del club de la aerolínea antes de irte, y pusiste que preferías ventanilla. Vuelas mirando todo lo que va pasando por debajo, a demasiados pies de altura, sin prestar atención a la película que sirven ni a las revistas que habías comprado para el viaje. Pero supones que te duermes, porque cuando vuelves a mirar por la ventanilla ya es de noche y llueve a cántaros. Una tormenta en Miami, cuando recuerdas que en la ida no pudiste salir del aeropuerto del calor que hacía.
El aterrizaje se hace imposible, y sobrevuelas Miami durante una hora a la espera de que San Pedro decida que puedes bajar del avión para buscar la puerta en la que embarcar en el vuelo AA922, destino La Paz. Y, cuando oyes el ruido de las ruedas del avión en contacto con el suelo húmedo del aeropuerto, no piensas que tienes que quedarte una hora y media más dentro del avión esperando que alguna puerta quede libre y puedas salir.
Y tu vuelo a Bolivia se retrasa, hasta el punto que llegarás tres horas más tarde de lo previsto.
Entonces es cuando ves que la tormenta que empezó cuando abandonabas Estados Unidos no es una casualidad.
Stormy weather – The Kooks
Miami (EE.UU.).- Sin muchas ganas de volver a casa, a media mañana te despides de los últimos diez días vividos. Paseas hasta que llega el tardío mediodía, y agarras el metro dirección al aeropuerto, cargado de demasiadas cosas y pensamientos.
Empacar la maleta se convierte en un lío por la necesidad de modernizar de las compañías aéreas, que al final acaban por entorpecer el trámite. Y, una vez hecho, sólo queda esperar que llamen al vuelo AA738 con destino Miami de las 18.15 para dejar atrás...
Suerte que te hiciste del club de la aerolínea antes de irte, y pusiste que preferías ventanilla. Vuelas mirando todo lo que va pasando por debajo, a demasiados pies de altura, sin prestar atención a la película que sirven ni a las revistas que habías comprado para el viaje. Pero supones que te duermes, porque cuando vuelves a mirar por la ventanilla ya es de noche y llueve a cántaros. Una tormenta en Miami, cuando recuerdas que en la ida no pudiste salir del aeropuerto del calor que hacía.
El aterrizaje se hace imposible, y sobrevuelas Miami durante una hora a la espera de que San Pedro decida que puedes bajar del avión para buscar la puerta en la que embarcar en el vuelo AA922, destino La Paz. Y, cuando oyes el ruido de las ruedas del avión en contacto con el suelo húmedo del aeropuerto, no piensas que tienes que quedarte una hora y media más dentro del avión esperando que alguna puerta quede libre y puedas salir.
Y tu vuelo a Bolivia se retrasa, hasta el punto que llegarás tres horas más tarde de lo previsto.
Entonces es cuando ves que la tormenta que empezó cuando abandonabas Estados Unidos no es una casualidad.
Stormy weather – The Kooks
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